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Octubre 31, 2020

Durante todo el trayecto de su casa al edificio donde su psicóloga la atendía no dejó de pensar en su abuela ¿ella estaría bien? ¿seguiría siendo la misma mujer alegre y amorosa que había estado con ella durante su infancia? posiblemente sí, y seguramente estaría a punto de volverse loca por la gran cantidad de trabajo que recibía día a día, aunque ella siempre le decía que valía completamente la pena pues era un trabajo que a ella le apasionaba.

En eso se parecía a su abuela, no le importaba matarse en su trabajo siempre y cuando ella lo amara.

A sus 60 años Aurora Martell aún preservaba el puesto de editor en jefe de la revista Francesa de moda y belleza Elle, un lugar que se ganó gracias a su personalidad ambiciosa y extravagante, siempre estaba al pendiente de las modas en tendencia y tenía una habilidad impresionante para saber exactamente lo que las personas querían observar.

Era de lo más común verla aparecer constantemente en revistas y ser entrevistada pues las personas que la conocían quedaban cautivadas por su forma de ser; además de que era invitada de honor en todas y cada una de las pasarelas de los diseñadores más exitosos alrededor del mundo, su presencia era bastante importante para ellos porque sabían que solo ella era capaz de dar una critica que estuviera a la altura.

Al igual que sus padres, su abuela solía viajar muy seguido pero siempre se las arreglaba para poder pasar tiempo de calidad con su única y más preciada nieta.

No entendía por qué de la nada se puso a pensar en su abuela, la amaba y era obvio que podría pensar en ella en cualquier momento pero ¿por qué justamente ese día?

La respuesta estaba tan clara como el agua pero aún así la ignoraba.

— Y entonces ¿crees que si en este momento tus padres entraran por esa puerta tú te quedarías tranquila?

Se imaginó ese escenario.

Desde luego no iba a recibirlos con una gran sonrisa y un abrazo diciéndoles lo mucho que los había extrañado, tampoco se pondría a gritarles cosas hirientes, estaría actuando como ellos y no como ella. Se relamió los labios y suspiró antes de responderle a la psicóloga.

— La verdad... creo que no sentiría nada contra ellos como enojo o algo así, para mí ya serían como cualquier otra persona que solo aparece un rato en mi vida y luego se va, de esas personas que no dejan huecos emocionales o problemas. No sé si me estoy dando a entender —. rompió su cómoda postura para abrir su botella de agua y darle un sorbo.

— Personas indiferentes para ti —. sintetizó mirándola con una sonrisa ladina, la psicóloga echó un vistazo rápido en su expediente para luego volver a mirarla.

— Justo así, ya me había empezado a preocupar su silencio, Doc, nunca fui muy buena explicándome, no solo con mis sentimientos sino también con otras cosillas —. rió dejando la botella de agua sobre el buró de junto y centró su atención en su psicóloga.

— Antes de pasar con el siguiente tema quiero expresarte lo maravillada que estoy contigo, Ali. De un tiempo para acá te has abierto aún más y ya llegaste a ese punto de madurez emocional que tanto esperaba ver en ti, has hecho un trabajo increíble en todas y cada una de nuestras sesiones. Estoy verdaderamente orgullosa de ti.

La joven se quedó quieta en su lugar mirándola sonreírle de una forma tan reconfortante y sincera que fue inevitable no sonreír también.

La mujer de anteojos negó con diversión al verla esconder el rubor de sus mejillas con ayuda de sus manos. Mentiría si decía que no estaba sorprendida por el gran avance que su paciente tuvo en tan poco tiempo: un día la sintió cohibida, temerosa y a la sesión siguiente llegó completamente cambiada con un brillo en sus ojos que semanas anteriores no había visto.

𝙎𝙏𝘼𝙍𝙍𝙔 𝙀𝙔𝙀𝙎        ━━━━ 𝖣𝗂𝖾𝗀𝗈 𝖫𝖺𝗂𝗇𝖾𝗓  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora