Otra oportunidad

2.1K 70 4
                                    

Narra Luna

Estaba siendo un día difícil, mi cabeza no paraba, el psicólogo del hospital me ha dicho que es normal que los pensamientos intrusivos vuelvan, que no voy a superar los traumas de un día para el otro.

Cerraba los ojos y veía su mirada, los maltratos sufridos de pequeña eran cada vez más recurrentes en mi cabeza.

Estaba con una tila mientras me temblaban las manos, Bea estaba a mi lado con su ordenador.

- ¿Quieres hablar de algo? - me pregunta, niego con la cabeza.

- Luna... - me reprocha, cierra el portátil para mirarme fijamente.

- No me apetece hablar Bea, de verdad - niego, pero mi voz me delata. Mi respiración se vuelve irregular y el temblor es cada vez más notable, Bea se sienta en un lado de mi cama y apoya su mano en mis rodillas, mi cuerpo actúa solo.

- ¡No me toques! - chillo, al momento me arrepiento, Bea se levanta de la cama dolida. - Perdón Bea - le digo antes de que empeorara, no consigo respirar.

- Voy a llamar a una enfermera - cierro los ojos con fuerza, no quería quedarme sola con mis pensamientos.

- No - le digo, estiro mi mano, ella la aprieta - solo que me cansé de buscar soluciones, a problemas que yo no he causado - me mira sin entender. - parezco un saco de boxeo Bea. - susurro. - una persona que cuando se pone un mínimo de pie alguien decide que tengo que vivir de rodillas.

- Para Luna - me dice, aprieta mi mano con fuerza. - No has tenido a la vida de tu lado, y lo se mejor que nadie - me dice. - pero todo va a mejorar, te lo prometo, no te puedes rendir. - me dice.

- Necesito que la vida pare un poco Bea - le digo sabiendo la magnitud de mis palabras, ella rompe a llorar conmigo.

- Entiendo que digas eso Luna - lágrimas caen por sus mejillas. - entiendo que quieras mandar todo a la mierda, pero dale otra oportunidad a la vida como ha hecho ella contigo- me dice, acabamos abrazadas en mi cama del hospital.

[...]

Me despierto  y para mi sorpresa, a mi lado está Pedri durmiendo en el sillón. La enfermera entra por la puerta, mira tierna la escena.

-¿Podrías traer desayuno también para él?- le pregunto a la enfermera curiosa. Ella me da el número de la cafetería, lo marco desde el teléfono fijo que tengo al lado. Intento hacer memoria de la dieta que tiene que seguir y entre las opciones que me dan busco la que más se ajusta.

En un par de minutos lo traen, me levanto de la cama con cuidado de no caerme, me acerco a él.

- Pedri- susurro, le muevo el hombro. Se despierta exaltado, como asustado, frunzo el ceño confundida.

-¿Estás bien?¿Necesitas algo?- niego con una sonrisa, le enseño nuestras bandejas, alza las cejas sorprendido.

- Te pedí el desayuno- me siento  en la silla donde siempre se sienta el, lo primero que hago es tomarme las galletas con el café.

- Gracias rubia- me guiña un ojo. El acaba su desayuno antes que yo.- Ven aquí- me  pide, lo miro sin entender, pero al momento que me agarra y tira de mi, entiendo. Me siento en sus piernas, sigo desayunando.

- ¿Llegaste ayer a la noche? - asiente, había tenido partido fuera de Barcelona.

- No me gusta nada este  pijama que llevas- dice asqueado.

-Yo también prefiero tus camisetas.

- Yo estaba pensando en tus tangas pero bueno- me atraganto con el café.

Lugar seguro | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora