14: Mi grandeza

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Estaba apoyada en el hombro de Pedri viendo el amanecer ponerse en la terraza de la habitación de hotel.
Hoy había sido un día horrible, lleno de dolor y molestias por todo el cuerpo además de que estaba hipersensible.
- ¿Te sigue doliendo amor? - me pregunta en un susurro, luego me deja un beso en la cabeza.
- Menos - miento, me dolía igual. No sentía la espalda pero aquel momento con el sol poniéndose y Pedri al lado era lo mejor del mundo.
- Si te encuentras mal mañana no vayas al partido- me dice. - Sabes que tienes que descansar. - asiento, me acaricia la espalda con la yema de sus dedos, aspiro su aroma ya que se acababa de duchar ya que venía de entrenar.
- ¿Bajamos a cenar? - me pregunta, asiento y con su ayuda me levanto del sofá.

La punzada que sentí en la espalda me recorrió el resto del cuerpo pero mantuve la compostura aunque Pedri me vio claramente preocupado.
- Estoy bien, estoy bien - digo al momento, me siento en la cama para calzarme pero a la mínima que intentaba agacharme para ello un fuerte dolor me sacudía.
- Ya lo hago yo anda - me pone las crocs mientras yo le observo apenada.
- Perdón- me disculpo, niega con la cabeza poniendo los ojos en blanco.
- No seas boba Lu - me ofrece la mano para ponerme de pie, andamos por el pasillo hasta la zona del comedor.
- Siéntate con Sira - me dice. Frunzo el ceño.
- ¿Y la cena? - me lleva con su brazo por mis hombros hasta donde esta sentada la morena con su madre, me siento a su lado prácticamente obligada por Pedri apoyando sus manos en mis hombros sentándome.

- ¿Que quieres cenar? - me pregunta Pedri, sonrío dulcemente al entender lo que él quería.
- Cualquier cosa - agacha la cabeza hacia mi altura y le dejo un beso en la mejilla.
- Eso me sirve como propina - me guiña un ojo.

La madre de Sira me ve con una gran sonrisa cuando Pedri se va.
- Es encantador - dice hablando de Pedri.
- Encajan tan bien, tienen como una conexión por encima de los demás- habla Rosy haciéndome sonrojar, ya que también estaba en la mesa.
- Tenías que verlos aquel verano por Tegueste - dice Fernando, parece que se acuerda de algo riéndose. - Nunca vi a mi hijo tantas veces en la Tasca como aquel verano, en cada cuadro que había en el cual se veía reflejado se peinaba. - Rosy también se ríe.

Yo niego con la cabeza sintiendo las mejillas arder, no por la vergüenza sino al recordar aquel verano con Pedri.

Al poco vuelve el nombrado con un plato de hamburguesas vegetarianas con patatas fritas.
- Aquí tienes señorita - vuelve a dejarme un beso en la cabeza.
- ¿Para cuando el anillo? - pregunta Rosi haciendo que casi eche el agua que estaba bebiendo.
- ¡Mamá! - exclama Pedri pero noto como se ríe.
- Primero Xana Rosy, no empieces - le dice Fernando, Pedri se va a comer con los de su equipo.

Ceno bastante pero debido al ardor de estómago hace que me sienta incómoda. Estaba pasando un mal rato.

- ¡Tenemos un anuncio que dar! - dice Luis Enrique subido a una silla dándole golpecitos a un vaso. - Mañana después del partido independientemente del resultado tendremos una noche aquí en el hotel con espectáculo, acabará pronto para no romper los horarios de sueño - dice feliz por la idea, todos aplauden y vitorean.

-Espero que sea apta para menores ya que tenemos a Gavi en el equipo - dice Jordi Alba, el sevillano automáticamente se queja diciendo que tiene ya 20 años.

Comenzaba a sentirme bastante mal, he de decir que al poco Pedri viene a donde estoy y apoya sus manos en mis hombros mientras habla con mis padres y la madre de Sira, quien estaba vacilando a Ferran.

Echo la cabeza hacia atrás haciendo que mi cabeza esté en contacto del abdomen de Pedri, inclino un poco la cabeza para arriba y él también me miraba.

Me sonríe derritiéndome en aquel mismo instante, calmando todo dolor físico y psicológico, envolviéndome en aquel lugar seguro.

Al poco subimos a la habitación donde mi pijama es básicamente una camiseta grande y mi ropa interior.

Lugar seguro | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora