17 : Padrinos y padres

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Narra Luna

Había sobrevivido al calor estos días con el aire acondicionado a tope pero se había debido de romper y me había duchado ya 6 veces mínimo y aun así el calor no pasaba.
Había intentado dormir la siesta mientras Pedri estaba entrenando pero era imposible, al poco se abre la puerta dejando entrar al canario con el chandal reglamentario de la selección.
- Se ha roto el aire - le digo nada más verle.
- ¿Tienes calor?
- Si - digo irritada, se acerca al aparato y hace una mueca.
- Se ha debido de romper amor ¿Llamaste a recepción? - me pregunta y niego al momento, me estaba abanicando con un folleto turístico.

Estaba en bikini y con el pelo recogido en un moño mal hecho.
- ¿Me ves con pintas de bajar a recepción? - le digo señalándome. - ¿Te estás riendo? - le pregunto indignada al ver como se muerde el labio inferior, le tiro un cojín que coge al vuelo.

- Perdón perdón - dice entre risas - pero estas monísima - me llevo las manos a las mejillas.
- Estoy ardiendo - me quejo.
- Ahora subo - me dice para luego dejarme un beso en las labios, mi novio es el mejor y se ha ido a avisad a recepción.

A los 10 minutos de que se fuese escucho de nuevo la puerta, entra Pedri con dos señores detrás y al momento me muero de la vergüenza levantándome de la cama.

No pasa desapercibida la mirada descarada de uno de ellos hacia mi, a Pedri tampoco, por lo que su semblante pasa de agradable a serio.
- Hola - digo con una tímida sonrisa y me meto en el baño.

Me miro al espejo y estoy hecha un cuadro por el sudor, al poco escucho la voz de Pedri llamando por mi nombre.
Al salir noto como el fresco inunda la habitación y como mi cuerpo se relaja al notarlo.
- Podías haber avisado de que subías- le riño acercándome a él, se había descalzado y tumbado en la cama.
- No lo pensé pero me arrepentí al momento - dice serio, me acerco a él con una sonrisa burlona.

Me tiro casi a la cama, movimiento brusco que a mi cuerpo no le sienta muy bien y me quejo en alto.
- Ten cuidado Lu - me dice Pedri preocupado acercándose a mí.
- No soy de cristal - digo de mala manera sin querer, Pedri no me pone mala cara, al revés se sienta a mi lado y me acaricia el muslo haciendo que la piel se me erice.
- Lo se, se que no eres de cristal - repite el movimiento de antes. - Pero eres mi niña consentida - me dice agarrándome las mejillas.

- Estoy insoportable ¿Verdad? - le pregunto, chasquea la lengua.
- Estas embarazada, es distinto - me deja un beso en la mejilla mientras me acaricia la barriga. - Quiero conocerla - me dice, noto como Xana se mueve dentro de mí.

- Me da miedo - confieso en alto, Pedri me mira confundido. - El parto - aclaro.
- Yo voy a estar contigo - me dice seguro de sus palabras.
- ¿Y si estás entrenando?¿O en Japón jugando un partido?
- Si estoy entrenando no hay ningún problema, y se supone que sales de cuentas la semana que juego en casa ¿Vale? Todo va a ir bien. - asiento varias veces conforme con la respuesta. Me deja un beso en la frente. - Nada me puede impedir estar ese día a tu lado Luna.

Narra Pedri

Tenía a mi lado en la cama a Luna con aquella barriga de seis meses, nunca la había visto tan preciosa, la observaba y se me iban todos los males.

Verla con aquella barriguita era la cosa más bonita que había ahora en el mundo. Sin embargo, prometo que a veces sentía miedo de lo mucho que le había crecido este mes, y es que la veía andar y sentía que en cualquier momento se podía ir hacia delante.

Luna seguía con aquellas piernas de escándalo pero que a comparación con su barriga se veían muy delgaditas y toda su complexión seguía igual de delgada, el médico tenía razón, el cuerpo de Luna iba a sufrir mucho durante el embarazo, era un gran esfuerzo todo lo que ella hacía cada día.

Lugar seguro | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora