Pesadilla

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Narra Pedri

Nos encontrábamos en el avión de vuelta a España, Luna no paraba de retorcerse de dolor y a mi se me rompía el corazón de saber que estaba sufriendo.

- Intenta cerrar los ojos ¿Vale?- le digo, ella estaba en mi asiento sentada a un lado, cabíamos los dos.

- Es que me duele mucho- dice en un hilo de voz, a mi me mataba verla sufrir de dolor por los golpes que había recibido, le acaricio el pelo y con mi mano por detrás de su cabeza la acerco a mi pecho, echo el asiento para atrás. Estiro mi otra mano a su asiento y cojo los cojines que nos dan en el vuelo poniéndolos detrás de su espalda minorizando su contacto con el sillón.

-¿Mejor?- le pregunto, ella asiente, le dejo un beso en la cabeza y sigo acariciando su larga melena. Me deja un beso en el pecho haciendo que sienta por primera vez en muchas horas calma.

Noto que se ha quedado dormida y lo verifico con la cámara de mi móvil, la observo unos segundos, tiene la expresión relajada con sus labios rosados un poco abiertos, el golpe de su mejilla es bastante notable, la calma deja mi cuerpo y siento como me hierve la sangre. 

No se merecía pasar por esto, ni ella ni nadie pero ella ya había sufrido mucho, prometí protegerla y he fallado. 

Todo mi cuerpo se tensa, no soy capaz de relajar la mandíbula. Ella debe de notarlo ya que se remueve en mi regazo incómoda, por lo que intento convencerme de que ella está a salvo conmigo ahora, por lo que me permito cerrar los ojos también y descansar.

[...]

Esperamos a que todas las personas bajasen del avión y luego fuimos nosotros, pude divisar un par de fotógrafos en cubiertos por lo que tapé a Luna con mi cuerpo bajando yo primero.

- Pedri- dice en modo de auxilio cuando bajo los escalones detrás de mis padres.- no soy capaz.- me dice, veo una mueca de dolor en su rostro por lo que vuelvo a subir dos peldaños y con mis brazos por debajo de sus axilas la elevo un poco hasta el primer escalón haciendo así que doble sus piernas lo menos posible.

-¿Bien?- asiente, sin soltar su mano la ayudo a bajar el resto de escalones. Así hasta que tocamos tierra firme por fin. Llevo mi mochila y la de Luna, Fer se acerca a ella.

- ¿Cómo vas rubia? - dice en un intento de subirle el ánimo, en cambio Luna sonríe forzadamente.

- Venga chicos- nos dice mi padre al vernos parados, vamos hacia una zona reservada para nosotros hasta que trajeran el taxi, mi madre aprovecha para trenzarle el pelo a Luna ya que le estaba molestando y no era capaz de llevar los brazos en alto por el dolor.

No podía parar de pensar en el puto animal que había hecho esto y mi humor empeoraba al saber que está libre y no pudriéndose en la cárcel.

Estoy hablando con mi padre y con mi hermano de un par de cosas sobre la seguridad de la casa y la urbanización, pero mi vista está en Luna, quien se estaba riendo de algo con mi madre. Escuchar su risa por primera vez después de todo había sido un chute de adrenalina para mi, quería grabarme esa imagen en la cabeza para prometerme que nunca más ningún animal se la vuelva a robar. 

Vienen a avisarnos que ya está nuestro taxi. 

- Ven mi amor - le digo a Luna, llevaba un pantalón de chandal y una térmica de manga larga, estaba sentada en un asiento de la zona, cojo la sudadera que tiene al lado. 

Luna me mira con curiosidad, al ver mis intenciones de ayudarla, sin que estire los brazos le pongo la sudadera poco a poco aunque no puedo evitar que por el roce de la tela gima de dolor.  

- Gracias - me dice con una pequeña sonrisa, me encargo de ponerle la capucha bien y hacerle un nudo para que no se le cayera de la cabeza, le ayudo a ponerse de pie y se pega a mi costado, mi padre llevaba mi mochila y mi hermano la de Luna.

Lugar seguro | Pedri GonzálezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora