1. Atuma

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Miraba desde lo lejos el árbol al que le había pintado un círculo rojo, ni tan grande ni tan pequeño. Tomando mi arco lo preparé como se debe para ponerme en posición. El brazo a la altura del hombro, pies separados y concentración máxima. Apunté con mi vista al blanco—que en este caso es el círculo rojo—me relaje y respire por la boca dando un suspiro silencioso, cerré los ojos... y finalmente, solté.

Con los ojos aún cerrados cruzó los dedos para que la flecha haya dado al blanco. Soy incapaz de abrir los ojos, no quiero terminar decepcionada.

<< Por favor que le haya apuntado.>> me digo a mi misma.

Suspiro y abro los ojos lentamente, enfoco mi vista buscando aquel árbol lejano y, ahí está, flecha de madera clavada en el tronco, el problema era que no estaba dentro del blanco sino a unos escasos centímetros de él.

Doy un grito de frustración mientras pasó mis manos por mi cara, si si, ese árbol está muy lejos para apuntarle al blanco, aparte de que puedo mejorar mi habilidad, me gusta lo que es complicado.

Vuelvo a ver el árbol antes de irme, hay varias flechas alrededor de ella, lo que da por hecho que he intentado más de una vez en apuntarle pero fallo como ahora.

Mi mamá era una arquera muy buena, era de la mejor en todo el reino ¿Qué pasó con ella?, pues un día el reino Zelcy—gobernado por Endeavor—tuvo un conflicto con otro reino (Tezuma), ya saben los típicos conflictos que todo rey tiene por quien-sabe-qué-cosas. Humanos contra animales místicos.

Se dice que ellos portan un diamante azul con el poder absoluto para mantener el castillo protegido de todo tipo de guerra ¿lo obtuvieron?, si, ¿pero a qué costó?, pues a la muerte de mucha gente incluyendo la de mi madre.

Me hubiera gustado conocerla pero era demasiado chica cuando estuve con ella. Mi papá dice que me parezco mucho a ella excepto por los ojos que son idénticos a los de él, verdes intensos. También dice que tengo un muy buen manejo del arco como ella.

Muevo algunas grandes hojas verdes que estorban mi camino y veo mi hogar.

Una cabañita de madera, es algo grande pero no mucho.

Paso por la sala hasta llegar al comedor.

Mi papá se encuentra en la mesa comiendo mientras escribe algo en un cuaderno.

—Juny.— habla papá al notar mi presencia— ¿Qué te trae por aquí tan temprano?

Me llamo Najuny (nayuni) pero mi papá me dice Juny (yuni), de hecho ese apodo me lo dio mamá. Tengo dos nombres. Mi apellido es Gameyu, así que soy Najumy Gameyu. Tengo 12 años, cumplo el 18 de Enero, mi madre falleció cuando cumplí los 4 años ¿Qué mas puedo contar de mi?, ¿que soy Capricornio?

—Lo mismo digo papá.—contesto mientras tomó asiento poniendo mi arco en la mesa.

—Bueno hoy no tenía nueva información que aportar.

Ray—que es como se llama mi padre— trabaja para el reino dando información que él descubre acerca de este bosque. Es muy curioso y siempre esta viendo cómo es que funciona cada planta, cada animal, todo ser vivo, lo investiga a detalle y siempre anda apuntando todo en ese cuaderno.

Antes me contaba lo que descubría acerca de algo nuevo, me gustaba escucharlo, siempre soltando mucha información de esa cabeza, a veces no sé en donde es que le cabe tanto, es como si fuera Wikipedia.

—¿Cuántas veces te lo he dicho, Juny?— frunzo el ceño al no entender de que habla—. Armas arriba de la mesa está prohibido.

—Perdón.—rezongo mientras bajo el arco y lo pongo a un lado de mi silla.

Dulces traiciones  (Katsuki Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora