Todo tiene una historia. Todo tiene un porqué. Todos tenemos secretos.
Cada cosa es extraña en Tezuma, un reino dirigido por Katsuki Bakugo. Y así como todo tiene una razón, Najuny Gameyu, una chica con un buen dominio con el arco, decide encontra...
Lo que menos quería era llamar la atención y meterme en problemas pero parece que hice todo lo contrario.
—Tú eres de la que me habló Kiri... la humana que—hizo una pausa pensativa—. ¿Qué haces aquí? Deberías estar en tu habitación.
—Acabo de salir del baño ¿no es algo lógico a lo que vine?—mentí.
—Hay más baños cerca de tu habitación ¿por qué escoger el que está más lejos?—bajo su mirada a mi pie y después la subió—. Si su majestad te ve rondando por aquí temo que no volverás a pisar este lugar.
—Bien, ya estaba por irme.
Me despego de la puerta y camino hacia mi habitación, trato de caminar lo más normal posible.
—Evite salir de sus aposentos, si no mal recuerdo necesita dormir para que mañana su herida sea sanada.—remarcó la última palabra.
Fingí una sonrisa de labios cerrados y asentí para después alejarme.
Al llegar me acosté en la litera; cerrando los ojos traté de olvidarme del dolor para poder dormir.
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El sonido de un golpeteo en la puerta me hace despertar, aún con los ojos adormilados trato de asimilar lo que está pasando.
Vuelven a tocar y me levanto aún teniendo los pies debajo de las sábanas.
Ayer descubrí que mi madre estuvo aquí. Le hable a un lobo y me entendió. Me lastimé el pie. Duermo en el palacio del chico que probablemente me saque a patadas de aquí en cuanto me vea. Por último hay alguien que ya sospecha de mi.
—¿Miv?—es dragoncito—. ¿Estas despierta?
—Si,si, adelante.
Abre la puerta y cuando está dentro la cierra con delicadeza.
—¿Cómo se encuentra tu pie?
—Oh, bien, bien.
—¿Segura?—alza las cejas.
—Definitivamente.
El cuarto es el mismo en el que estuve antes, tiene su ventana grande, las cortinas son largas y están cerradas, impidiendo que la luz del sol pase.
—¿Por qué te arriesgarte tanto?—pregunta.
Me paso las manos por la cara y después por mi cabello que seguramente está desordenado, intento acomodarlo y le respondo.
—Quiero respuestas.
—¿De la mamá de Bakugo?—frunce el ceño.
—De la amiga que tuvo.
—¿Es algo tuyo como para que te arriesgaras tanto?
—Eso es lo que quiero saber, quiero ver si ella en realidad...