Todo tiene una historia. Todo tiene un porqué. Todos tenemos secretos.
Cada cosa es extraña en Tezuma, un reino dirigido por Katsuki Bakugo. Y así como todo tiene una razón, Najuny Gameyu, una chica con un buen dominio con el arco, decide encontra...
Habíamos regresado y anunciado a los demás que encontramos mibas para comer. Me dijeron que tienes que pelarlas para comerlas.
Estaba sentada mientras las pelaba. Mina también tomó una comenzó a quitarle la cáscara.
Sero y Kirishima fueron en busca de más alimentos. Bakugo los había regañado de que debían de hacer algo de provecho si es que querían tener el privilegio de un descanso.
—¿Y bien qué?—respondí confusa.
—Ay por favor, Yuu—me dio un codazo—. Para empezar, Bakugo andaba bien fuera de quicio que actuó sin un plan para ir a por ti, después nos da un descanso sólo porque tú le dijiste ¿sabes cuánto nos costó a nosotros pedirle un tiempo libre cuando íbamos por ti?—terminó una miba y la puso en la cáscara para que no se ensuciara. Tomó otra y siguió— y ahora se van juntos por alimentos, él regresa con una parte de tu vestido como brazalete—da una sonrisa algo sospechosa— Hmmm...no lo sé, dime qué sucede entre ustedes.
—Felino me guío hasta un lugar donde había mibas, Katsuki me siguió y me ayudó a bajarlas pero se cayó así que arranque un pedazo de mi vestido para vendarle, eso es todo.—tome otra miba para quitarle la cáscara.
—Ooh ya.
—No me crees.
—¿Debería?
—Deberías.
Terminé y dejé la miba en su respectiva cáscara.
—Pues no lo hago, últimamente Bakugo ha estado raro.—objeta con la mirada en el fruto.
—¿Raro?
—Si. No grita mucho, es menos mandón, se ve como más...tranquilo.
—Tal vez esté cansado.
—Tal vez.—dijo y dejó la última miba.
—Bakugo me dijo que eran buenas en proteínas.—hablé cambiando de tema.
—Son deliciosas, Yuu—tomó una y se acercó a la atuma. Le hizo un hoyo para que brotara agua—. Pero si las pones en agua.—acercó la miba al líquido y está se deshizo como si fuera un algodón de azúcar.
—Entonces por eso la cáscara. Interesante.
Su cáscara es gruesa y el fruto es la mitad del tamaño de cáscara.
Cuando la probé su contextura era igual a la de un bombón pero su sabor era muy fresco como el de una sandía.
—¿Dónde están los chicos?—dice Mina.
—Aquí.—exclamó Kirishima quién venía con un animal colgando de su mano.
—Lamento hacerlas esperar, señoritas—se acercó Sero— pero ya estoy aquí, ya no hay porqué llorar.
—¿Conejo?—cuestiona Mina viendo la mano en la que lo traían colgando.
—Tranquila—menciona Sero—. Los conejos se reproducen como plaga así que no habrá problema.
—¿Dónde está Bakugo?—resuena la voz de Kiri.
—Oh, cierto—me mira la pelirrosa—. Yuu ¿puedes ir a buscarlo?
—Eh, si, vale.
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