Todo tiene una historia. Todo tiene un porqué. Todos tenemos secretos.
Cada cosa es extraña en Tezuma, un reino dirigido por Katsuki Bakugo. Y así como todo tiene una razón, Najuny Gameyu, una chica con un buen dominio con el arco, decide encontra...
El enorme palacio de Bakugo no se compara en nada al de Dabi.
Aquí me pierdo mucho que hasta estoy pensando en si debería preguntar por un mapa o los planos de el.
Habíamos llegado al palacio después de que decidimos contarles lo que había sucedido con la noticia que nos dio el qerlem.
Llegamos muy rápido debido a el descanso y la comida que pudieron reclutar para el transcurso. No era que fuera la gran cosa pero si les dio como ese empujoncito.
—Mina, consíguele ropa al bicho—ordenó Bakugo una vez que piso el lugar— Kirishima y Sero recuperen fuerzas, no estuvo mal su esfuerzo pero pudo ser mejor— asintieron y rápidamente acataron la orden—. Kaminari, ponme al día de lo que sucedió.
Todos los demás guardias, que estaban posicionados en el largo pasillo, agachaban su cabeza conforme Bakugo iba pasando.
Se comienza a sentir el aura poderosa que emana cuando se encuentra aquí.
Todos al pendiente de lo que les indique su rey, listos para cualquier orden.
—Solo rumores, alteza. Se ha visto que el reino de Zelcy tiene mucho armamento y hombres entrenados, no tardan en darnos una guerra.—confesó Denki, con las manos sujetadas por detrás de su espalda.
—Y de nuevo con eso—bufa Bakugo— ¿Tanto les interesa una estupida coronita? ¿Por qué no hacen otra?, tienen los recuersos para hacer armas pero no para una corona.
—Lamento no poder responder a sus preguntas pero me temo que esa noticia es lo de menos, alteza— cierra su puño y lo acerca a sus labios para aclararse la garganta, esta preparándose para la reacción que vaya a tomar Bakugo—. Se trata de Faltois.
Detiene su paso antes de que los guardias, que están cuidando la entrada de la puerta, pudieran abrirla.
—¿Faltois?—pregunto desorientada.
—Faltois es el hogar en donde abundan las hadas, pero no sólo eso, es nuestra fuente de poder, el corazón de Tezuma.
—¿Qué sucede con ella?—cuestiona el rey entre dientes.
—Debería verlo usted mismo, alteza.
Su rostro es serio y preocupado. Si es el corazón de Tezuma entonces debe ser grave como para decirle que él mismo tiene que ir a verlo.
—Llévate al bicho lejos de mi vista—dice sin verme—. Dale una habitación de las de esta planta, asegúrate de que se haya quitado esa asqueroso prenda.
Denki dio una reverencia al momento en que se abrieron las puertas para que Bakugo pudiera entrar y desaparecer tras el sonido de las puertas al cerrar.
Denki soltó una larga exhalación, pareciera que estuviera aguantando la respiración todo este tiempo. Me miró y sonrió con los labios cerrados.
—Nos volvemos a encontrar, Najuny.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Me encontraba frente al espejo observando mi nuevo atuendo.
Después de haber teniendo un relajante baño de burbujas me puse el nuevo traje que Mina me trajo.
No es un vestido después de todo y eso es lo que lo hace mejor.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
—¿Te gusta?—pregunta Mina que está sentada en un banco detrás mío.
La habitación en la que estoy es enorme, tan enorme que podría decir que es la mitad de mi antigua casa.
Tiene baño propio y un balcón que me deja ver el lindo cielo. Tiene sillones y una mesa con silla enfrente de la cama.
—Me encanta. Gracias, Mina.
—Permítame exaltar lo sexy y ardiente que se ve con eso, Najuny.—coquetea Denki.
—¿Me recuerdas qué es lo qué haces aquí, Denki?—preguntó Mina, con una cara de disgusto.
—Su majestad me ha pedido que me asegurara de que la señorita Najuny se cambiara de prenda.—alzó los hombros.
—Increíble.—resopló—. Ahora tienes un guardaespaldas, Yuu.
—Eso es digno de beneplácito.
—Y ahí vamos—suspira Mina—. Tu deber como ser la mano derecha del rey no te quita lo humorístico y seductor.
—El humor es una forma de ver la vida. Una invitación a romper con la seriedad del día a día de manera audaz y divertida.
—Me gusta.—dije antes de separarme del espejo.
—Nos—corrige Denki—, nos gusta— se acercó a mi y tomó mi mano—. Me siento bendecido al poder apreciar esta belleza que tengo frente a mi, podría morir ahora e irme feliz de haberte conocido.
Mina volteo lo ojos dando a entender que ya estaba acostumbrada a su personalidad.
—No te lo tomes personal, Yuu, así es con cualquier chica.
Denki hizo caso omiso al comentario de Mina y besó mis nudillos de forma elegante.
Justo en ese preciso momento se oye como la puerta del cuarto es abierta con brusquedad. No hace falta decir de quién se trata.
—¡Cargador!—grita el rubio quién seguido fija su mirada en Denki que me está besando la mano y después en mi— ¿Se puede saber qué carajos hacen?
Denki toma la pose que siempre he visto: Firme, derecho y con las manos atrás.
—Me he asegurado de que la señorita Najuny se haya quitado la asquerosa prenda que usted dijo.—dice guiñándome un ojo.
Bakugo mira hacia Mina pero ella sólo le responde con un bostezo largo, dándole a entender que no es cosa de otro mundo.
—Denki Kaminari—pronuncia con la mandíbula apretada y puedo notar como el nombrado se tensa—. Quiero que salgas de inmediato de aquí y le digas a Kirishima que se aliste para partir a Faltois, si no lo haces en este instante voy a explotarte la cara.—Él sólo hizo una reverencia y se retiró lo más rápido que pudo.
El silencio que se generó una vez que Kaminari se retiró se hizo incómodo, nadie dijo una palabra excepto Mina, quien fue nuestra salvadora.
—Bueno—se estiró—. Voy a conseguir más ropa a Najuny, el tiempo que me dieron no fue suficiente para traerte más, así que si me disculpan— caminó hasta la puerta y terminó diciendo:—me retiro.
Una vez estando solos, Bakugo sólo me miraba con ojos molestos. Ni una palabra salía de su boca, sólo me miraba.
—¿Tienes algo que decir?—hablé después de ver cómo no me quitaba de encima sus ojos color rubí.
—Ahora irás conmigo a Faltois, así que apresúrate, idiota.—dijo y cerró las puertas de un golpazo que por suerte no la dejó hecha pedacitos.