24. Bury

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Vale, lo prometido es deuda. Había respondido un comentario en donde propuse publicar dos capítulos si es que llegaba a la meta de votos (si llegó). Así que aquí está :D
Me alegra que a varios les esté gustando lo que escribo. <3

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Sigo el paso de Bakugo detrás de él. Tiene una rama que agarró de un árbol, más bien, tiene una rama que arrancó de un árbol—después de la lanza que rompí se ingenió una—.

Ya está más oscuro y casi no logro verle, sólo se ve como una sombra, así que lo distingo por su sombra.

Hay mucho silencio entre nosotros, se escucha el ruido de las pisadas y los árboles mecerse.

—Bonita lanza.—digo rompiéndolo.

—Apuesto a que tú ni eso sabes hacer.

Adelanto mi paso para quedar de su lado.

—No, pero ¿has hecho flechas y un arco con madera?, apuesto a que no.

—¿Ah, si?, ¿y por qué no lo veo?

—¿Para qué hacer otro si después me lo terminarás robando?—alzo los hombros.

—Ooh, es que si no lo hago alguien más terminara con una flecha en el hombro.—imita mi acción de alzar lo hombros.

Detuve mi andar y Bakugo hizo lo mismo.

La miro confundido, no se movía para nada que hasta pensé que había dicho algo que la hubiera lastimado

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La miro confundido, no se movía para nada que hasta pensé que había dicho algo que la hubiera lastimado.

—¿Ahora qué, bicho?

Ella me señaló hacia abajo de dónde estaba mi pie.

A un lado se encontraba una flor de color verde, en su centro, en vez de tener algo redondo tenía unos cuantos pelitos blancos que brillaban, que emitían luz.

Hice mi pie más atrás para no pisarla pero al hacerlo pise otra igual.

La flor al ser pisada empezó a brillar y luego se apagó.

—Brilla.—dijo Najuny.

Se agachó hacia las otras flores verdes que no se veían pero cuando ella las tocó comenzaron a emitir la luz.

Una luz que hizo que su rostro se lograra notar después de tanta oscuridad.

Ella sonrió y sus ojos brillaron al ver la luz.

Sus ojos y la flor son dos cosas tan similares, tanto su color como su brillo. Es como si tuviera las mismísima flor dentro de sus ojos.

Verdes como el bosque de Tezuma, el mismo bosque en donde me gusta perderme y no salir nunca de él.

Se acercó a otra y la tocó para que brillara. Tenía los ojos tan fascinados que sonrió, una sonrisa que generó una chispa dentro de mi.

Una sonrisa que es como un abismo pero con dirección hacia las estrellas.

Dulces traiciones  (Katsuki Bakugo)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora