-Capitulo 10-

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Volvio a caminar por el bosque poco después, no por el mismo camino, si no por otro sendero, uno detrás del bello manzano.

Era curioso como las veredas que iba siguiendo estaban escondidas de alguna manera, todo había comenzado con detrás del arbusto y ahora solo seguía caminos que llevaban a otro.

Pero no podía mentirse a si mismo, era gracioso y único, seguir caminos como si el mismo bosque te guiará a sus maravillas, se sentía mágico.

Además, si lo estuvieran buscando las personas que lo hicieran no entenderían, lo querían sacar del bosque, así que no eran cómo él.

Por ende, nunca mirarían el cielo hasta intentar seguir una nube y por error descubrir un nuevo camino, no verían más allá de algún matorral y nunca entrarían en la laguna de flores que estaba entre los árboles.

Ellos no eran como él, además, ya había caminado bastante, cada vez más adentro del bosque.

Saber que no encontraría nadie muy pronto lo tenía tranquilo, pero eso le permitió ser más conciente de si.

A pesar de su amor por la naturaleza, no estaba acostumbrado a caminar tanto, sus pies dolían, sin ignorar el hecho de que el día anterior había corrido y sus piernas seguían lastimadas.

Suspiro cansado, avanzando un poco más, con lentitud y cuidado, sus raspones comenzaban a molestar un poco más de nuevo.

Deseo poder descansar, tal vez en el tronco de antes en dónde habia pasado la noche.

Los árboles de los que estaba rodeado eran más delgados, una textura áspera y no habian raíces para acomodarse, pero ese árbol tan especial había quedado atrás, y le había dicho que no lo volvería a molestar.

Suspiro, tal vez el cansancio y tantas emociones estaban destrozando su cabeza más de lo que ya estaba.

Eso era una confirmación de que debía encontrar un lugar para dormir un rato, estaba agotado ahora que lo notaba.

Se detuvo de repente y se sostuvo la cabeza, se había mareado levemente, se sentía confundido.

Entonces sintio algo extraño a su alrededor, por lo que abrio los ojos rápidamente, se había sentido como cuando había llegado al techo del colegio, pero mucho menor, y aún así quería estar seguro que no lo habían llevado a un lugar diferente.

Pero para su suerte, no había nadie a su alrededor.

Mirando alrededor para saber a dónde lo habían llevado sus pisadas, se encontró rodeado de grandes árboles con troncos fuertes y elegantes.

No sabía cómo se había perdido el cambio de los árboles, pero tenía una sensación de reconocimiento, por lo que no se alarmó.

Nego con la cabeza, tal vez era el cansancio, aunque había dormido muy bien en aquel árbol su cuerpo no había descansado lo suficiente

Además, aún estaba estresado, esperando que aún no lo encuentren y lo saquen de allí, no era algo que queria, y eso le estaba afectando.

Su atención cayó en un gran árbol, con un tronco fuerte y grueso y un color hermoso

Y muy parecido al primer árbol, al que lo había consolado en la noche mientras él derramaba lágrimas y deseaba escapar.

Se mordió el labio, era imposible que fuera el mismo lugar, no había tropezado con nada y tampoco había caminado en círculos.

Tal vez era una especie de árbol, no es que el las reconociera todas, o muchas de todos modos, no tenía un gran conocimiento.

Pero sabía que el de antes había sido cómodo, y acogedor, lo estaba deseando literalmente, así que tomo algo de valor y avanzo

-disculpa- dijo, sin saber aún si era el mismo o uno diferente, y por ridículo que sonara, no queria ofender al árbol

Acomodo su espalda en el tronco y miro al cielo, decidiendo descansar.

Algo dentro de su se tranquilizó a si mismo una vez más, esa sensación lo había alarmado, pero ya podía estar mejor.

No lo encontrarían, algo de él, una parte de si se lo aseguraba, no sabía exactamente que, pero algo en su interior aseguraba eso con tanta convicción que le creía.

Suspiro y cerro los ojos para que su cuerpo y mente descansarán, luego buscaría algo con que limpiar el resto de sus heridas y algo para comer.

El cielo seguío en movimiento y las plantas danzaron al viento mientras un bello joven posaba contra un árbol, descansando plácidamente.

Respirando suave como un murmullo de la primavera y escondiéndose de un poco del sol para poder dormir.

Estaba contento, casi latía de felicidad, tenía un ángel durmiendo dentro de él.

Perdido en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora