-Capitulo 23-

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El pequeño sonrojo en las mejillas y el viento tranquilo que se deslizaba a su alrededor fueron unas de las pocas cosas de las que fue conciente en ese momento de tranquilidad.

Mirando al manto celeste con algodón blanco que se movía suave cuál leve marea, allí, disfrutando otro momento lleno de esa felicidad escasa que tanto amaba.

Sintiendo la leve respiración del hombre alto detrás de si, sonriendo suavemente.

Aún no entendía ni de dónde ni el porqué, pero un nuevo sentir, una sensación nueva llegó a él.

"Él está conmigo, ya no debo preocuparme por nada" susurro suavemente su corazón; las palabras rebotaron leve y silenciosamente en su cuerpo y mente, tragando ese pensamiento.

Tal vez eso era verdad, tal vez...ya no sentiría hambre, y podría dormir tranquilo...

Tal vez ya no tendría que huir...

Tal vez ya estaba seguro.

Miro al hombre de reojo, quien, cómo el hace unos instantes, se encontraba disfrutando las vistas del cielo celeste que se encontraba sobre ellos.

Tal como la noche en el acantilado, su primer encuentro, se sentía más cercanos al manto celeste mientras se mantenían juntos sobre la más alta piedra del montón, una tontería que lo hacía realmente feliz.

El hombre ciertamente era alto, sus cabellos oscuros cuál madera realmente negra se movían levemente mientras el seguía mirando al cielo, agarrándolo desde que había estado a punto de caer.

Tal vez si era así, tal vez...

Había encontrado lo que le faltaba en el bosque...

Total seguridad...y una cálida compañía.

Perdido en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora