-Capitulo 34-

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Cuando los cálidos y agradables rayos del sol comenzaron a extenderse y acariciar toda la superficie del extenso bosque, la mañana se presentó.

Pero no fue hasta unas horas después que la nueva iluminación hizo revolotear los jóvenes párpados que ocultaban unos ojos verdes brillantes y vivos.

El dueño de estos pronto se sentó con tranquilidad y gracias, abrió sus ojos con delicadeza antes de admirar el bello ambiente que lo acunaba.

Un campo grande rodeado de árboles de color verde vibrantes de vida, salpicado con motas blancas como pequeñas y bellas flores por todo el suelo y fuertes ramas de colores oscuros que se extendían con naturalidad.

Tan enamorado como cada vez que se encontraba con escenarios tan mágicos, salto sobre si levemente al escuchar una voz masculina deseándole un feliz día.

Volteo rápidamente para enfrentar la voz, sonriendo para si al notar que no se estaba ahogando en adrenalina y no se sentía morir, solo había sido una repentina sorpresa que pronto cambio a sensaciones más calidad al saber quién era.

Era un cambio maravilloso y bienvenido...

-Un bello lugar- decidió hablar el menor, regresando por un momento la mirada a la obra tan hermosa que lo rodeaba.

El hombre sonrió cuando recupero la mirada verdosa, reconociendo lo dicho antes de ofrecer su mano y ayudarlo a levantar.

-Hoy es un magnífico día acompañado de sol ¿No deberías cambiarte por algo más?- amonestó el hombre con tranquilidad y amabilidad, señalando el uniforme de el otro usaba.

Ante esto, Harry se vio sorprendido, había olvidado por completo que lo usaba, eso fue así antes de llenarse de vergüenza al notar lo sucio que se encontraba y que lo había usado ya por un par de días.

-No tengo nada más que ponerme- dijo con leve vergüenza, queriendo ocultar todo el sentimiento sin lograrlo por completo.

-No tienes que avergonzarte- susurro el otro acercándose a él, extendiendo su mano hasta acariciar la mejilla del más joven hasta que recupero la mirada esmeralda.

El menor lo miro en silencio, adorando la noche estrellada que miraba hasta que recordó el por qué de su vergüenza y se removió levemente.

El mayor se alejo un poco antes de ofrecer su idea-Quítate lo esterior, la camisa blanca debería funcionar para hoy-

Y Harry asíntio de acuerdo, dejándo la tunica, corbata y demas en el suelo sin captarlo realmente.

Sin recordar realmente todo lo que significaba esas prendas de ropa.

Cómo si dejara una memoria olvidada atrás...

Harry se sintió mejor, su sonrisa revelando esto; su pantalón era cómodo y la camisa sola era mucho más fresca, pero...al ver sus zapatos sintio que la leve vergüenza olvidada regresaba nuevamente, eran solo unos tenis sencillos, sucios y rotos...

-Oye, no te lamentes- interrumpió el hombre, usando su mano para elevar su barbilla con delicadeza, dolido por el lamento de su pequeña adoración.

Pero él menor no lo vio, no le devolvió la mirada y no se atrevió a intentarlo si quiera, el otro siempre estaba tan elegante, y en cambio Harry...

-Por favor, mírame, así sabré si te gusta tu regalo- dijo el hombre con un tono suave y tierno, pero difícilmente su diversión se escapó de su tono.

Ante esto, inevitablemente la curiosidad gano la pelea entre la arrollante vergüenza y Harry lo miro mientras él se apartaba.

Sus ojos curiosos no se apartaron de los largos brazos extraños que se escondieron en la espalda del dueño de estos, atento a sus movimientos para verlos sacar con elegancia el prometido regalo.

Si la perdida de aliento era una indicación de sorpresa, solo la enorme alegría que brillaba en sus ojos le confirmo al mayor toda la alegría que sentía el más pequeño por su acertado regalo.

Bajo sus elegantes manos posaban unas botas cafés guerrera nuevas, bellas y resistentes de una manera encantadora, una combinación magnífica entre delicadeza y fuerza, sin llegar a la rudeza o a lo femenino.

Eran...magníficas.

Harry salto de sorpresa cuando su cerebro realmente proceso los hechos y las tomo rápidamente.

-¿Que...? Son...¡¿Son para mí!?- pregunto emocionado y ciertamente conmocionado, y ante el asentimiento del hombre, se sentó nuevamente para cambiar de zapatos, incapaz de controlarse a sí mismo para hacer otra cosa.

Mientras Harry ataba los cordones de sus botas con una alegría infantil el hombre sonrió al verlo, una verdadera y enorme sonrisa llena de cariño y amor que no fue vista.

-Me alegro que te gustará, no sabria que otra cosa conseguir para tí, pensé que así disfrutarás más las caminatas- dijo mientras Harry se ponía de pie con una emoción descontrolada y enorme.

-Tu...¿Hiciste esto por eso?- pregunto él menor confundido, nunca había tenido que lidiar con tantas emociones, muchas de ellas caóticas en ese momento.

-Se que las disfrutas ¿Fue una idea acertada?- pregunto con diversión mientras miraba con gozo al más pequeño.

El menor, recuperando su vitalidad, sonrio al hombre, agarrándolo del brazo con emoción y dijo -¡Gracias! ¡De verda, gracias!- tanto él como el otro notaron que se retenía de abrazarlo, pero en lugar de comentar algo sobre eso el mayor sonrió y dejo que el menor continuará - ¿A dónde iremos ahora?-

Él solo le sonrió de vuelta antes de comenzar a guiarlo mientras el bello campo de atrás regresaba a su normalidad.

Ambos se sumergieron juntos en su propio mundo, disfrutando de otra caminata en el bosque.

Cuando un enorme árbol llego a su camino por "casualidad" no había duda de la alegría del más jóven, saltando y jugando en el gran tronco de forma peculiar, disfrutando con enorme alegría del nuevo regalo.

Dejando olvidado lo que una vez fue tan importante, y aún así, no importaba ya.

Borrando la alegría que esas abandonas piezas trajeron una vez, reemplazadas por el ahora.

Perdido en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora