Era ya oscuro, los colores rosados, amarillos y naranjas cuáles claras flores de primavera ya se habían escondido, dándole paso al enorme manto negro que brillaba azul oscuro gracias a las titilantes estrellas.
Se habían acomodado ya tiempo atrás, disfrutando del cambio del celeste cielo y las coloridas formas que tomaba antes de pasar a la bella penumbra que se mostraba en las noches calidad y frías por igual.
Nada parecido al techo encantado del gran comedor de Hogwarts, ni su silueta de la luna ni la imitación de las estrellas podían compararse con la belleza que las noches libres podían pintar y posar por horas, dueñas del escenario del cielo mientras velaban la noche con tranquilidad.
Está vez era una noche un poco más fría, los vientos bailaban de un lado a otro como bailarinas perdidas en las melodías y el calor que los árboles ofrecían se había quedado un poco atrás, reemplazado por la amplia vista que un despejado campo podía ofrecer.
La noche iba pasando con tranquilidad lenta y dulce, sin cambiar su belleza o luz por un segundo, y aún así Harry seguida maravillado.
Más estaba cansado, y pronto las observaciones bajo los tiernos y atentos ojos verdes fueron interrumpidas por un suave bostezo, lo que provocó la inmediata atención del hombre más alto y poco después una baja risa.
-Ya deberías dormir- susurro el hombre con diversión y leve cariño, mirando atento al joven que estaba junto a él.
El menos asintió de acuerdo sin problema, reconociendo su cansancio, y se volteo de lado, encontrando un fuerte pecho y, más arriba, unos brillantes orbes oscuros.
Sin evitarlo mira al hombre, otras vez ssu pupilas brillando con una combinación que se vuelve desconocida y dice -gracias- suavemente
Él responde -no hay por que agradecer- y el cariño en su voz difícilmente pasa desapercibido.
Harry bosteza una vez más, cerrando sus ojos pesados que ya exigían descanso, con lo ultimo de inconsciencia dice -Mmm, Me gustan tus ojos- murmura perdido -Son bellos, oscuros y profundos, y brillan, cómo la noche- murmuró Harry adormilado
El hombre enmudeció, sin saber si realmente había escuchado esas palabras dulces y honestas que se habían escapado de los pensamientos del más joven.
-Oh como una cascada de noche...ya sabes, todo oscuro y aún así, brillando bajo el reflejo de la luna...¿Sabes algo? Me gusta la luna- fue lo último murmurado, palabras tragadas por el fuerte sueño que el más pequeño parecía sentir.
Él se despidió de la conciencia, apenas captando como una mano más grande se posaba suavemente en su mejilla -Eso digo yo...adoro tus ojos, verder cómo las más bellas hojas o lo profundo de un bosque bajo el sol, son simplemente bellos- respondió el hombre con una suave sonrisa, sin poder resistirse de adular a quien consideraba la belleza misma.
Y allí quedó el hombre, viendo cómo lo último de conciencia abandonaba al pequeño, cómo las respiraciones se volvían más suaves y profundas y el descansaba en total calma.
-Y por eso deseo siempre verlos- agrego él al silencio, confesando suave al viento y a la luna lo que su corazón cantaba -que se queden conmigo, que me dejes amarlos...-
Entonces él también se acostó, cerca del más joven con el propósito de darle calor, de brindarle la protección que le había prometido y que
Sin mentir
Adoraba darle.
ESTÁS LEYENDO
Perdido en el bosque
Fiksi Penggemar(En pausa) El solo quería estar tranquilo ¿Por qué no podía?¿Por qué querían quitarle lo único que lo hacía feliz? ¡El nuca pidió ser el niño que vivió! Tenía los ojos nublados, su respiración estaba entrecortada por correr y el pánico que sentía y...