Perdido en el bosque

-Capitulo 31-

Cuando sus ojos comenzaron a revolotear por la luz y el abandono del sueño, abrió los ojos lentamente, preguntando el por qué de su comodidad.

Despertó suavemente, sintiéndose cómodo y cálido, tranquilo en un lugar que poco después reconoció como un pecho ajeno.

A pensar de apenas despertar, aún podía recordar sus pensamientos antes de dejarse llevar por el sueño que alejaba su colapso mental y todas sus preocupacione, no tenía que temer.

Se quedó allí unos segundos, lo suficiente mientras despertaba por completo, sintiendo suavemente como se eleva muy levemente el lugar donde reposaba, un sube y baja tan tranquilo como el viento que lo acariciaba suavemente.

Mirando a su alrededor cuando se sintió conciente, observo un escenario algo desconocido; se encontraba ahora en un pequeño prado verde, rodeado de árboles y malesa, protegido del sol de la tarde.

-¿Estás despierto?- pregunto suavemente una voz conocida que ya podía reconocer, con un tono bajo y una entonación susurrada que cuidaba la tranquilidad del ambiente.

Por alguna razón, aunque no estaba en su voz y no veia su cuerpo, sintió el miedo y la duda del no hombre al contarle la verdad, estaba preocupado por como iba él a reaccionar.

Sin embargo, Harry no podía estar más feliz, solo pensar en eso, en esas palabras, traía una sonrisa en sus labios y sentía su corazón latir alegre y en paz, se sentía a salvó.

Decidido en tranquilizar la persona a su espaldas, se volteo de manera en que aún descansaba en el regazo del hombre, apoyado en los hombros de este, y antes de cualquier palabra, se acercó suavemente y dejo un pequeño y delicado beso en la mejilla del hombre.

Tal vez era tonto, pero era su manera de agradecerle por todo, por acogerlo, por cuidarlo, por querer mantenerlo a salvó, por estar ahí, por eso lo hizo.

Regreso a dónde estaba, acomodado en el pecho del más alto, apoyado en el brazo de esta, quien lo había movido para agarrarlo con más facilidad.

Alzó la mirada poco después para encontrar unos oscuros y profundos orbes llenos de sorpresa y algo que no entendía.

Aún así, el hombre no parecía disgustado, y eso lo tranquilizó a si mismo, que se reclamaba por hacer eso.

Aún observando el rostro del mayor, vio como este se relajaba y cambiaba, se veía mucho más relajado y lo miraba con esos ojos destellantes y cariñosos que siempre deseo sentir.

-¿Y por qué fue eso?- cuestiono levemente divertido mientras el menos se veía tímido, nervioso y divertido.

Después de unos segundos de silencio el más pequeño respondió igual de suave que el mayor -Para agradecerte por...por todo, en realidad- susurro

Y a cambio, recibió una sonrisa aún más grande -Gracias a ti por entender- contesto él

"No hay nada que agradecer" pensó el más joven en su cabeza, pero solo se recostó una vez más en el fuerte hombro del más alto, deseoso de ver a su alrededor.

De mirar el pasto iluminarse bajo el sol, las partículas de aire deslizarse sobre todo, el viento hacer danzar a las hojas y ramas mientras veía las nubes pasar.

Conciente del calor que lo envolvía y la comodidad que sentía, mientras sentía muy levemente cantar a su alma de alegría de por fin tener todo lo que alguna vez soño.

Sin notar que la mirada cariñosa que una vez lo vio, había cambiado...

Sin notar que los oscuros y profundos lagos que quien lo sostenía ahora brillaban diferente, no lejos de cariño, si no adornados de amor, un amor que solo era para él.

Al pequeño niño que amaba al bosque.