-Capitulo 19-

555 101 8
                                    

Sintio su cuerpo pesado, quieto, en una obvia señal de no querer despertar, pero los débiles rayos del sol seguían en su rostro, por lo que no le quedó otra opción más que abrir los ojos levemente para acostumbrarse a la luz.

Para encontrarse rodeado de cadenas y cortinas de flores moradas, violetas y lilas con una belleza casi celestial, un aroma precioso y una suavidad encantada.

Fue al ver ese paisaje encantado que recordó los eventos de la noche anterior.

Y por eso mismo que no sabía si levantarse o no.

Sobre todo por qué aún no sabía si quería encontrarse con esa persona una vez más.

Por qué, si salía, era posible que el estuviera allí, pero si se quedaba, él vendría por él, si es que regresaba...

Tal vez no salía por el día, después de todo con la ropa de ayer parecía ser que no era así y el bosque era bastante grande

Tal vez podría ir cerca a caminar, y si...quería volver, entonces no se alejaría mucho...

Y podía volver a acostarse en la bella cama de flores...

¿Por qué estaba pensando eso? ¿Por qué rayos lo estaba considerando?

Ni si quiera podía responderse eso, pero de todos modos era una idea aceptable...

Con eso decidido se levantó con cuidado.

Se acercó al tronco a darle una caricia, agradeciendo sin palabras lo que había hecho por él, por atraparlo, cuidarlo, y permitirle descansar a sus pies.

Por alguna razón no se sentía listo para hablar, aunque de todos modos no le gustaba mucho, luego de eso se levantó con cuidado y se dispuso a salir

Observo con cuidado, bajo la nueva luz del día, cómo estás se iluminaban y tenían colores tan preciosos y delicados.

No sabía cómo había gente que no podía de comprender la belleza de cosas tan elegantes como las cadenas y cortinas de flores que tenía sobre si.

Simplemente tenían una belleza etérea que no podía compararse con nada más.

Después de mirarlas durante un tiempo decidió por fin levantarse, corriendo las con cuidado para no dañar ningún pétalo mientras intentaba avanzar.

Eran largas, bellas, algunas podían llegar a sus rodillas...otras iban sobre su cabeza, pero todas tenían una belleza única y un aroma espectacular, era una maravilla.

Siguio en busca de la salida con tranquilidad, no era mucho lo que lo rodeaba, pero realmente no quería dañar o romper nada, así que se demoraba buscando por dónde seguir y que mover, era su tiempo de todos modos.

Justo cuando estaba llegando al final, levantando las últimas cadenas para salir, frente a él, vio al chico de ayer, apoyado en un árbol con tranquilidad.

A penas logro ver al hombre este lo miro también, sonriendo amablemente con un leve sonrojo por el frío agradable de la mañana.

Fue tal la impresión que soltó la cadena, que regreso a su lugar, cubriendo su cara con los pétalos.

No pudo evitarlo, rápidamente llevo ambas manos a su cara, en un vago intento de tapar su sonrojo.

Que vergüenza, el hombre estaba allí de nuevo, y a pesar que no debería sentir nada por él, el problema era que, esa sonrisa, esa mirada, y esos brazos fuertes, todo había sido demaciado para él.

Y cuando las flores frente a el fueron desplazadas por unas fuertes manos, para mostrar el rostro del joven hombre con una sonrisa socarroca y orgullosa, pero conservando una dulzura natural, no pudo hacer otra cosa que voltear por impulso, dándole la espalda, intentando que no notará su reacción.

-¿Te has sonrojado? -

Bueno, obviamente no funcionó.

Intimidado levemente y no queriendo darle la espalda volvió a girarse, sin levantar la cabeza para verle, si no mirando un poco más abajo, aún sentís vergüenza

-Nadie nunca me había esperado después de despertar- comento él a cambio, con una voz algo baja y tímida que le sorprendió; no era del todo una mentira, pero tampoco era la razón real del por que estaba sonrojado, y tampoco planeaba decirla.

- Entiendo - declaró él hombre, con un rostro lleno de comprensión que él no esperaba, antes de estirar sus brazos y tomarlo con facilidad, envolviendolo una vez más, apoyándolo en su fuerte pecho.

No pudo enviar el leve sonido casi mudo de sorpresa y el sonrojo que la acción provoco, miro hacia el árbol en un intento de no humillarse más, no sabía cómo reaccionar correctamente.

- Te vez hermoso - susurro la voz, provocando que regresará su mirada a él de golpe

- ¿D-de verdad?- pregunto, nervioso, ansioso y sorprendido antes de darse cuenta de cómo sonaba eso, volviendo a voltear a ver al árbol, nervioso -Lo siento, es que, nadie nunca me lo había dicho -

Él hombre en respuesta solo acaricio su mejilla, realmente se estaba confundiendo con tantas emociones.

- Entonces es bueno que yo esté aqui - declaró el joven extraño suavemente, con un tono levemente orgulloso por lo que declaraba, solo logro confundirlo más.

No sabía que responder, así que solo miro confundido

¿En serio iba a confiar en el hombre?

Son sensaciones nuevas, se sienten bien, se escuso a si mismo, y el instinto nunca falla, se recordó.

Suspiro mentalmente, al finalizar el día no sabría si se habra vuelto loco por cosas como la caída, o por las extrañas y dulces reacciones que causaba el hombre.

No podía dar marcha atrás.

Perdido en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora