-Capitulo 27-

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A pesar de sentirse desubicado, realmente se encontraba cómodo y descansado, cómo si ubiera dormido como nunca antes; y no sabía que pensar al respecto.

Su cuerpo no parecía alegre por la idea, pero no sabía que tan buena y confiable era la engañosa sensación, así que, suavemente y con lentitud, despego sus párpados para poder ver qué había a su alrededor.

Contuvo el aliento por la sorpresa, lo que encontró en su vista era una extención inmensa de azul borrosa, así hasta que logro despertar por completo, notando que tenía las gafas puestas y podía ver.

Tan grande como un lago, había una superficie decorada bellamente de pétalos celestes, en cantidades que nunca esperó o imagino, una belleza que lo estaba dejando sin palabras o si quiera un pensamiento bien elaborado.

Desde donde estaba, aún recostado en silencio, podía ahora obverbar la hermosura de los montones de tallos verdes que elevaban las dulces flores que brillaban en esplendor.

Bajo la cálida luz del sol y el viento danzante, casi juro que había muerto, pues era una vista demaciado encantadora para llegar a ser real.

La idea del sigilo y el cuidado había sido nuevamente abandonada de su cabeza para que pudiera apreciar tal belleza sin preocupaciones, y no era de menos.

Sentado, quieto y en silencio, observo maravillado el vasto campo color azul, con un aroma tan exquisito y una sensación tan dulce que parecía más que un sueño o un anhelo, parecía imposible imaginar algo tan hermoso.

Se setia tan irreal y efímero que no tenía palabras, no es que fueran necesarias, había muy pocas cosas que podía decir para describir tal magnífico paisaje.

Sin embargo, tan maravillado estaba que salto de golpe al suave contacto de una mano en su hombro, se alejo lo antes posible y volteo rápidamente a ver la amenaza, provocando un leve dolor por la fuerte reacción.

Al voltear vio al joven hombre que lo había estado acompañando y al que había decidido confiar, y suspiro al saber que no debía temer de nuevo, seguía estando seguro.

-¿Te sientes bien?- susurro el hombre muy suavemente, cómo si temiera romper la belleza de todo alrededor con una voz más fuerte, y aún así, era obvia toda la preocupación que goteaba de esas palabras.

Harry solo pudo quedar observando los ojos contrarios sin dar respuesta, congelado entre el shock, la tranquilidad, la sorpresa por las emociones del hombre y los recuerdos de las horas pasadas.

No dijo nada, un silencio largo que removió la preocupación del mayor, el hombro tomo la falta de palabras con leve miedo y hablo nuevamente -Dime ¿Te encuentras bien?- aún sonando indudablemente preocupado.

Está vez, aún manteniendo esa sorpresa, esa confusión y el silencio, Harry asintió, un movimiento lento y dudoso, pero no mentiroso, si no de una manera honesta que ni el mismo comprendía completamente.

Era difícil responder o decir la verdad a algo que no sabía.

Aún observándose ambos a los ojos del otro, lagos oscuros y piedras preciosas, se mantuvieron sin palabras hasta que el mayor llevo suavemente una de sus manos hasta la nuca del más joven.

El movimiento tomo desprevenido al otro, pero no ubo mayor reaccion al escuchar las palabras del otro -te lastimaste el cuello- dijo, pero no como una pregunta, si no afirmación de sus palabras.

El más pequeño no dijo nada, pero desvío su mirada, y con eso fue suficiente para comunicarle al otro que era cierto.

Sin embargo, al mover su mano más arriba, tocando sus cabellos, para intentar moverlo para hablar con el, sintió una hinchazón que fue acompañada de un leve quejido de dolor.

El mayor lo miro triste, retirando sus manos por el sonido, esperando que el otro levantará la vista para poder hablar.

-No quería tocarte mientras dormías pero ahora estás despierto, ven, permíteme revisar eso- pidió, y el menor dudoso, asíntio y se dirigió a él.

Se sentía fuera de si, desde que el otro lo había sacado de su trance al tocar su hombro no era capaz de conectar realmente sus pensamientos, se sentía desbordado y confuso, sobre todo por las fuertes emociones que mostraba el más alto.

Antes de que lo notará, estaba sentado frente al más alto dándole la espalda, pudiendo ver de nuevo tan elegante paisaje que era la multitud de flores celestes, captando suavemente los dedos que tocaban con delicadeza el área donde estaba herido.

Se sentía perdido, cómo si captará las cosas pero no las retuviera la memoria o siquiera pasarán realmente por si cerebro, solo conciente de su estado tranquilo y el sentido de seguridad que siempre había deseado y que en esos instantes estaba viviendo.

Cuando las manos mas grandes fueron retiradas, no lo pensó antes de posarse por completo en el pecho más fuerte a sus espaldas, admirando en silencio todo lo que sus ojos captaba.

Mirando el horizonte que cambiaba, pues los tonos celestes del cielo dejaban de ser así para tomar unos colores más cálidos y dorados con decoraciones rosas y amarillas en forma de arreboles, dejando su parecido con el amplio campo de flores.

Sin ser conciente, se quedó dormido una vez más, está vez refugiado en un calor que se le hacía vagamente familiar.

Perdido en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora