-Capitulo 33-

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Pasar entre los altos troncos y el follaje verde hasta que las estrellas adornaron el cielo como un manto adorado fue una experiencia diferente.

No sabía que había allí, que era eso, pero casi podía asegurar que era más bello que la magia, la sensación cálida que lo acompañaba en el aire mientras caminaba era... simplemente magnífico.

Muchos pasos atrás, enterrado en el campo de flores azules, estaba profundamente bajo tierra el miedo que había tenido alguna vez, y sin él ahora podía apreciar la belleza que se escurria de sus ojos cuando huía con temor.

Tener unos pasos resonantes detrás de él nunca le habían dado tanta seguridad, y sabía que no podía confundir esa afirmación.

Temía de el eco de sus pisadas en los pasillos y de los pasos apresurados de los estudiantes detrás de él, incluso sus amigos, pero el suave sonido que delataba al otro acompañante no lo hacía sentir así.

En cambio, la compañía de este hombre era como tomar la agua más fresca, comer la fruta más dulce y disfrutar de la más bella vista en un solo día, se sentía querido.

E incluso en la indudable oscuridad no había que temer, no había raíces gruesas o piedras tramposas, solo un manto de hojas que decoraba el césped que estaba alrededor de todo, acompañado de tierra saludable y oscura.

No había nada que lo lastimara, ni siquiera el hombre detrás de él.

El paseo había sido otra belleza que se negaba a abandonar, lo había disfrutado de verdad.

-Entonces no tenía oportunidad de ganarte en el escondite ¿No es así?- pregunto amablemente y con humor.

Tal vez era costumbre de la noche ocultar muchas cosas en la oscuridad, sobre todo cuando la luna se acobijaba bajo las nubes, pero esa bella sonrisa llegó al más alto, calando justo en su corazón tan fuerte que debió respirar antes de responder.

-No, no la tenías, y sin embargo me negaba a dañar tu emoción ante la idea ¿Por qué deseabas jugar de todos modos?- cuestión amablemente el hombre, la calidez que brotaba de sus palabras no escondiéndose detrás de ningún filtro.

Harry sintió un leve calor en sus mejillas, no acostumbrado a escuchar un tono así, y agradeció a la penumbra de ocultarlo.

-Yo...siempre quise hacerlo, antes con mis...con otros niños, no podía hacerlo y...bueno, sabía que sería divertido- murmuró torpemente entre la vergüenza y evitar revelar sobre sus matones y su anterior soledad.

El mayor asintió, tocando su hombro para detenerlo de caminar y susurrarle -Gracias por decirme, y tienes razón, si fue divertido, sin embargo ya es hora de que busquemos un lugar para descansar-

Harry acepto fácilmente a ser guiado a pesar de que el más alto aún se encontraba a sus espaldas, por lo que no logo notar él cambio en el rostro del otro ante su desliz.

No sabía bien de que hablaba, pero el tono y el temor no le dieron muchas dudas, podía ser parte del bosque, pero así como sabía de los angeles también sabía muchas otras cosas.

No había sido anormal la gente que traía a sus compañeros al bosque para lastimar, él no lo permitió.

Y aún así, ahora se arrepentía por no poder estar allí para el pequeño que tenía delante de si, su pequeña adoración.

Pero no sé alteraría, nunca más él volveria a ser lastimado, no mientras pudiera cuidarlo y resguardarlo.

Y en sus planes eso jamás iba a parar.

Lo quería con él demasiado como para dejarlo ir, no lo permitiría.

-El cielo es hermoso está noche- susurro el menor interrumpiendo sus pensamientos.

-Es maravillosa- respondió - Pero debes dormir ya-.

Cuando llegaron a un extenso prado, enorme y encantado, la sonrisa del menor no paso desapercibida para el otro.

Ambos se acostaron sin problemas, tranquilos, sin temer a lo que les rodeaba, y poco tiempo después se entregaron a los sueños.

Maravillosos y buenos, y no muy lejanos a su ahora realidad.

Perdido en el bosqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora