CAPÍTULO 4

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HARVEY

Al salir del escenario me encuentro a Steve de cara.

Es como un chiuaua molesto.

—¿Qué quieres Steve? —digo mientras lo rodeo y me dirijo a mi camerino.

—¿Qué mierda has hecho ahí arriba? —dice siguiéndome.

Pongo los ojos en blanco.

—Cantar —digo—. Y hacer que la gente pague para verme, así que de nada.

—¿Algún puto día te vas a ceñir a lo que está planeado, Harvey? —dice enfadado.

—¿Algún puto día vas a dejarme tranquilo? —digo entrando en mi camerino y cerrándole la puerta en las narices.

—¡A mí no me hables así! —grita a través de la puerta. —¡Recuerda quién te saco de la mierda de hoyo en el que estabas metido! ¡Me lo debes todo chaval!

Me siento en el sofá y me paso las manos por la cara antes de encenderme un porro.

—Ya hablaremos luego —dice más calmado—. Más te vale prepararte bien para la fiesta y actuar como un capullo cuando salgas.

No digo nada y unos segundos después escucho sus pasos alejándose.

Suspiro y apoyo la espalda en el sofá.

Puto Steve.

Sacudo la cabeza y me levanto para ponerme más cómodo para la fiesta.

Estoy casi listo cuando oigo que llaman a la puerta.

—¡Piérdete, Steve! —digo poniéndome la camiseta.

—¡Somos nosotros, capullo! —Oigo la voz de Nate.

Suspiro y voy hacia la puerta para abrirla.

Nate entra el primero y, antes de tirarse al sofá, me quita el porro, que ya estaba por la mitad, para fumárselo él.

Después entra Lisa.

—Buen concierto, imbécil —dice despeinándome.

Le doy un manotazo y se ríe antes de sentarse en la silla delante del tocador.

Por último pasa Matt con una ceja levantada.

Suspiro y cierro la puerta tras ellos.

—¿Qué pasa? —digo mirando a Matt.

—No sé. —Se cruza de brazos.

—¿Quién es esa chica? —pregunta Lisa con las piernas cruzadas y una sonrisita.

Ruedo los ojos.

—Nadie importante —digo poniéndome la chaqueta.

Los tres me miran con las cejas levantadas.

—¿Qué? —digo.

—Que si no fuera nadie importante no te hubieras parado a hablarnos en medio de un concierto —dice Matt mirándome como si fuese evidente.

Suspiro.

—Es la chica del otro día —digo.

Nate se incorpora de golpe y se baja un poco las gafas de sol que siempre lleva puestas.

—¡¿La fan no fan que te llevó a casa?! —pregunta emocionado.

—La misma —digo sonriendo.

—Sabía que había más historia —dice Nate orgulloso de sí mismo.

—No la hay —respondo.

—¿No decías que no te acordarías si la veías de nuevo? —dice Matt con una ceja enarcada y una sonrisita.

Canciones en papel #1 (BILOGÍA CANCIONES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora