CAPÍTULO 8

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HARVEY

—¡¿LE HAS ESCRITO UNA CANCIÓN A ESA CHICA?! ¡Y LO HAS DICHO EN DIRECTO!

—¡Relájate, Steve! —digo perdiendo la paciencia—. ¿No has visto los números?

—¡¿De qué hablas?!

—Mis seguidores no han parado de subir desde la entrevista —digo calmado—. Y las reproducciones de las canciones se han duplicado en menos de dos días.

—¿En serio? —dice poniéndose las gafas y mirando algo en su teléfono—. ¡Joder!

Steve se acerca y me revuelve el pelo.

—Bien hecho, Harv, usarla de estrategia es brillante —dice muy contento—. ¿Por qué no me lo dijiste?

Lo miro un poco confuso.

—La chica esa —dice como si fuese evidente—. Por un momento pensé que de verdad te había interesado y me cabreé, pero me podrías haber dicho que tenías en mente un plan de marketing.

Empiezo a entender por dónde va y no lo pensé así en el momento, la verdad, pero le sigo el juego para que esté contento conmigo.

—Eh... Sí. Quería que fuese sorpresa, así era más creíble.

Steve se ríe orgulloso.

—Por fin estás aprendiendo, sigue así —dice acercándose a la salida del estudio—. Sigue viendo a esa chica, acércate a ella, que parezca que estás interesado mientras los números suben. Hazlo privado. No la enseñes, pero di cosas sueltas sobre ella en las entrevistas. A la gente le gusta eso, que se queden con la duda de si estás disponible o no y cuando lleguemos al máximo, simplemente dejas de verla y confirmas que estás soltero, será increíble. Los números y el dinero se multiplicarán a montones.

Bueno, esa no era mi idea cuando hice la canción, pero si le digo ahora a Steve que pensé sin querer en Peyton cuando la escribí... estaré en problemas.

Joder, ni si quiera sé en qué coño estaba pensando al escribir eso, solo... me salió.

Bueno, da igual, le sigo el rollo y ya está, nadie tiene por qué enterarse.

—Perfecto —digo muy seguro—. Parece un buen plan.

Steve sonríe.

—Haz que funcione, Harvey —dice apuntándome con el dedo—. No me decepciones.

Algo se retuerce un poco dentro de mí porque realmente no quiero decepcionarlo, pero por alguna razón tampoco me siento cómodo utilizando a Peyton.

Al final le sonrío a Steve.

—No lo haré.

—Eso es lo que quería escuchar —dice—. Bueno, te dejo componer, que yo tengo que hablar con unos organizadores para tu próximo concierto. ¡Vamos a llegar lejos, chaval!

Se va tarareando el trozo de canción que canté en la entrevista.

Yo suspiro y me dejo caer en el sofá del estudio.

Intento dejar mi mente en blanco para centrarme en componer, pero justo cuando voy a agarrar la guitarra, me llama Nate.

—¿Qué pasa? —digo.

Resérvate esta noche, nos vamos de karaoke —dice Nate entusiasmado.

Frunzo el ceño.

—¿Pero qué cojones te has metido?

Pues desde lo de anoche nada, porque te lo fundiste tú, capullo.

Pongo los ojos en blanco.

Canciones en papel #1 (BILOGÍA CANCIONES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora