PEYTON
—La gente es una maleducada —digo nada más entrar en el piso.
Audrey me mira desde la cocina mientras prepara la comida.
—Déjame adivinar —dice—. ¿Te han dicho que si les hacías un descuento? No, espera, ¿te han preguntado si tú estabas en el menú?
—Casi —digo dejando mis cosas en un taburete—. Una familia entera ha estado literalmente tres horas sentada en el mismo sitio. Eran ocho, no paraban de llamarme y ni siquiera me han dejado propina.
Audrey se ríe.
—Trabajar cara al público es como ponerte una diana en la cara que diga, soy una marioneta y estoy a tu disposición —dice.
Suspiro y me siento en el sofá mientras me deshago la coleta.
—La próxima vez que alguien infravalore el trabajo de un camarero te juro que le meto un puñetazo—. dice Cam saliendo por el pasillo.
Me río.
Cam se dirige hacia el sofá, pero justo cuando va a sentarse el timbre suena.
Los tres nos miramos confusos, pero al final Cam toma la iniciativa y se dirige hacia la puerta.
Audrey y yo no vemos quién hay desde donde estamos, pero escuchamos a Cam dar un gritito y cerrar la puerta.
Nos levantamos un poco alarmadas.
—¿Qué pasa, quién hay? —pregunta Audrey un poco preocupada.
—Cam, tienes cara de haber visto un fantasma —digo.
—Hay dos opciones, o me han drogado sin que me diera cuenta y tengo alucinaciones, o acabo de ver a Harvey Cooper al otro lado de la puerta.
—¿Qué? —decimos Audrey y yo a la vez mientras vamos hacia allí.
Audrey llega antes así que mira por la mirilla y suelta un gritito.
—¡No me lo puedo creer, Harvey Cooper está en la puerta de mi casa, qué fuerte! —dice intentando susurrar.
El timbre vuelve a sonar.
—Abrid vosotros —susurro mientras me meto en la cocina—. Si pregunta decidle que no estoy.
—Pero... —dice Cam.
Audrey no se lo piensa y abre la puerta.
—Hola, ¿qué quieres?
Se nota que está intentando mantener la calma todo lo posible, pero no creo que lo consiga por mucho tiempo.
—¿Está Peyton?
—Sí, digo... no, bueno... sí, pero no quiere hablar contigo.
Pongo los ojos en blanco y me paso la mano por la frente.
Salgo de la cocina y voy hacia la puerta.
—Gracias, Audrey —sigo con una sonrisa falsa.
Ella se encoge de hombros pidiéndome perdón con la mirada y tira a Cam del brazo para llevárselo por el pasillo.
Miro a Harvey con los brazos cruzados.
—¿Qué quieres? —pregunto un poco brusca.
—Saber que estás viva.
—¿Te puedes quitar las gafas de sol? —digo—. Nadie va a hacerte una foto aquí dentro.
Me mira y no hace nada así que hago el amago de cerrar la puerta, pero pone la mano para impedirlo.
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Canciones en papel #1 (BILOGÍA CANCIONES)
RomanceImagínate que conoces al imbécil más grande del planeta por accidente. Imagínate que ese imbécil es mundialmente conocido por su música. Imagínate que hace lo posible por molestarte cuando lo único que quieres es que te deje tranquila. Ahora Imagína...