PEYTON
—Hola Marley —digo nada más entrar en el ático de Harvey.
Marley ha venido muy contento hacia mí nada más verme y no me podido resistirme a arrodillarme en el suelo y acariciarle la barriga.
Escucho a Harvey reírse.
—No me creo que te salude a ti antes que a mí.
—Oye —digo girando la cabeza para mirarlo—, no es mi culpa que tu perro me quiera más a mí.
Harvey lanza una mirada desafiante.
—¿Tú crees? —dice antes de llamar a su perro.
Marley se levanta corriendo y va hacia Harvey muy contento de tener la atención de su dueño.
—Eso no vale —digo levantándome del suelo con una sonrisa.
Harvey se ríe y se dirige hacia su habitación.
Yo lo sigo mientras bostezo, joder, no me había dado cuenta de lo cansada que estaba.
Cuando llega a su armario no me pregunta antes de lanzarme una de sus camisetas.
—Podrías dejar de lanzarme las cosas.
Me mira con una sonrisita de medio lado.
—Así es más divertido.
Lo miro mal y me meto en el baño sin decir nada.
Me cambio rápidamente y la camiseta es lo suficientemente grande como para cubrirme hasta la mitad del muslo.
Vuelvo a su habitación y veo que se ha quitado la camiseta. Solo lleva unos pantalones de pijama anchos y yo me detengo a mirarlo más de lo que debería.
Él se da cuenta, claro, y sonríe divertido.
—No me mires así, solo somos amigos —dice imitando mi voz.
—Que sepas que te acabas de quitar todo el atractivo.
—¿Ah, sí?
Se acerca a mí lentamente y noto como todas mis defensas se bajan de golpe.
Joder, es que normal que tenga tantas fans, está muy bueno, pero no se lo voy a decir, evidentemente, ya tiene el ego bastante subidito como para que yo se lo alimente.
—Sí —digo intentando sonar segura, pero no lo consigo mucho.
Él sonríe de medio lado y se acerca más a mí. Me aparta un poco el pelo de la cara para acercarse a mi oreja.
—No pareces muy convencida —susurra antes de empezar a dejar besos por mi cuello.
Toda mi piel se eriza con el contacto y de repente ya no tengo sueño.
A la mierda, sé que no debería, pero me da igual.
Él se separa un poco cuando termina su recorrido de besos por mi cuello y antes de pensarlo siquiera, mis labios ya están pegados a los suyos y nos besamos con ansias, como si eso fuese todo lo que necesitáramos.
Harvey aprieta mis caderas con sus manos y camina sin dejar de besarme hasta pegar mi espalda contra su armario, haciendo que suene con el golpe.
No está siendo cuidadoso, ni gentil, y me gusta más de lo que debería.
Mis manos se enredan en su pelo y las suyas no tardan en viajar por el interior de la camiseta que llevo puesta.
Me la quita enseguida y yo hago lo mismo con sus pantalones.
Pega todo su cuerpo al mío agarrándome de nuevo las caderas y, aprovechando que estoy pegada al armario, me besa con necesidad, mordiendo mi labio inferior de vez en cuando.
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Canciones en papel #1 (BILOGÍA CANCIONES)
RomansaImagínate que conoces al imbécil más grande del planeta por accidente. Imagínate que ese imbécil es mundialmente conocido por su música. Imagínate que hace lo posible por molestarte cuando lo único que quieres es que te deje tranquila. Ahora Imagína...