CAPÍTULO 36

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PEYTON

Hace más de veinte minutos que no veo a Harvey y estoy empezando a preocuparme porque no creo que el chico de la barra sea tan lento, así que decido ir a buscarlo.

—¿Dónde vas? —me grita Audrey en el oído para que la escuche.

—A buscar a Harvey —digo imitándola—. Hace más de veinte minutos que ha desaparecido.

—¿Quieres que te ayude a encontrarlo?

Yo niego con la cabeza.

—Tú sigue bailando, enseguida vuelvo.

Ella asiente.

—Si necesitas algo avisa.

Le doy un beso en la mejilla y salgo de la pista de baile para poder ver un poco más.

—¿Buscas a alguien? —Escucho una voz detrás de mí y me giro.

—Blake... —digo sin mucho ánimo.

Él sonríe divertido.

—Parece que no era yo al que buscabas.

—No, yo...

—¿Buscabas a Harvey?

—Algo así —digo—. Se suponía que iba a ir a por algo de beber, pero lleva más de veinte minutos sin aparecer.

Blake se ríe.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—Que creo saber por qué tu novio te ha dejado tirada.

Lo miro mal.

—Primero, no es mi novio, y segundo, no me ha dejado tirada.

—¿No es tu novio?

—No.

—Entonces no te molestará saber que Harvey lleva casi media hora hablando con Vanessa.

Frunzo un poco el ceño.

—Vanessa...

—Vanessa Hudson, la modelo y cantante, una chica preciosa, además de su ex.

Asiento lentamente con la cabeza pero no digo nada.

—No te preocupes por él, está en muy buenas manos —dice—. Mientras lo esperas puedes quedarte conmigo un rato.

—No, gracias.

Hago el amago de irme, pero Blake me agarra del brazo para llevarme hacia él.

—Vamos, no hace falta que te hagas la dura —dice poniendo sus manos en mi cintura—. Soy Blake Linn. A las chicas como tú les encanto.

—¿A las chicas como yo? —pregunto frunciendo el ceño.

—Ya sabes, guapas, pero nada más —dice—. No te hagas la tonta, nadie sale con Harvey solo porque sí, seguro que te paga lo que le pidas, hasta has conseguido que te invite a mi fiesta. Conmigo no tendrías que fingir que te gusto. Solo tendrías que darme lo que quiero y yo te podría subir hasta lo más alto.

—¿Tú te diste un golpe al nacer o algo? —digo intentando apartar sus manos de mí—. Suéltame.

—Cuanto más te haces la dura, más me gustas —dice bajando sus manos por mi espalda baja y acercando su boca a mi oído—. Vamos arriba.

Intento empujarlo, pero tiene más fuerza que yo y no consigo moverlo ni un centímetro.

—¡Que me sueltes!

Apenas se me oye por la música y eso hace que me empiece a asustar.

Voy a darle otro empujón para separarlo de mí pero alguien se me adelanta.

Canciones en papel #1 (BILOGÍA CANCIONES)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora