Capítulo 10

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La fiesta era exquisita y eso el conde Park lo sabía a la perfección, debía admitir que disfrutar ahora lo que no pudo disfrutar antes era una sensación muy satisfactoria. Con tan solo veintinueve años ya experimentó lo que es un divorcio, bueno, casi, y es que su aún esposo se negaba a firmar los papeles del divorcio a pesar de haberle dicho que lo iba a hacer. Por lo que para empezar a vivir la vida que siempre soñó decidió fingir que estaba divorciado, de todos modos, a nadie le importaba su vida amorosa.

Cuando le llegó la invitación al cumpleaños de la reina madre supo que era hora de presumir su supuesta soltería, no importaba si lo juzgarán, de todos modos siempre ha sido blanco de ataques de los miembros de esta oculta prisión de alta sociedad. Por eso, se dispuso a buscar el vestido más sensual que encontró, un perfecto vestido azul con un enorme escote en la parte de la espalda pero aún manteniendo la elegancia y decencia al tener los brazos y piernas cubiertos.

Y tal como lo esperaba, los invitados de la fiesta no dejaron de mirarlo y cuchichear entre ellos sobre su extrovertida forma de ser, fue tanto el asombro que el general Min se acercó a él para decirle lo que estaba provocando al asistir vestido así a la fiesta, hasta lo acusó de intentar llamar la atención, y era cierto, quería dar de qué hablar pero no pudo evitar sentirse ofendido.

Durante la noche se quedó a un lado de la pista de baile, luego de cenar espero que algún alfa lo invite a pasar un buen momento con alguna charla a la espera de que alguna canción de disfrute los incitará a querer bailar, pero no, en lugar de eso se encontraba apoyado en uno de los pilares de la sala sosteniendo una copa de vino a la espera de que la verdadera fiesta empezará.

—¿Me cedería un baile? —Jimin apartó la mirada de su copa para fijarse en el apuesto alfa delante suyo. Con la mano extendida y una radiante sonrisa adornando su pálido rostro, esperando que aceptara su invitación.

—Creí que no le interesaba tener nada que ver conmigo, general Min —respondió con hostilidad.

—Las personas suelen decir muchas cosas cuando están bajo un nivel alto de estrés —respondió Yoongi con un tono similar a la burla o tal vez si se estaba burlando.

—Y la mayoría suelen ser verdad —Jimin estaba resentido, hace unas horas atrás el intrigante alfa de Min Yoongi le había acusado de querer opacar a la reina madre además de decirle que parecía que buscaba algo más que demostrar que estaba soltero, era una evidente acusación de buscar algo indecente.

—Lo admito, suelo decir muchas cosas.

—¿Por qué está aquí? —Hablo Jimin, cortando la oportunidad de que el general coquetee con él.

—La reina madre me invitó.

—Me refiero a porque está frente a mi.

—Ah eso —respondió con desdén —-Bueno… lo ví solo y pensé que tal vez necesitaba que lo invitaran a bailar.

—¿Sintió lástima por mi?

—No dije eso.

—Pero lo insinuó.

Min Yoongi se burló ante la necesidad que tenía el omega por discutir y sin importarle su reacción agarró su mano jalandolo hacia la pista de baile, puso su mano en la espalda baja del omega dándose el lujo de sentir su cálida y suave piel. La expresión de sorpresa en el rostro del conde le causó aún más gracia, sabía que su fría mano provocó cierta reacción en el cuerpo del omega, ante eso se acercó hasta su oreja y en un susurro dijo: —Solo déjese llevar.

El general reforzó aún más el agarre sobre  la cintura del omega y empezó a moverse al compás de la agradable música. Ambos se movían en un incesante círculo de extraños sentimientos, ambos mirando a los ojos del otro tratando de descifrar qué había detrás de estos. Jimin admiraba unos iris negros que mantenían un extraño brillo y Min Yoongi tenía puesta su absoluta atención en los acaramelados ojos del omega descubriendo lo rota que estaba el alma de aquel hombre de agradable personalidad. Al prestarle atención al ritmo de la música se alejó un poco, aún sosteniendo su mano le hizo dar un vuelta para volver a juntar sus cuerpos.

The King Weakness - KookVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora