El El día había sido extremadamente largo. Tae-hyung había empezado su día teniendo una junta secreta con un alfa coqueto y terminó cuidando de un hombre que le juraba amor eterno, se sentía tan agotado que aseguraba que apenas toque su cama se quedará dormido. Justo ahora Jeon Tae-hyung se dirigía a su habitación para tomar una larga siesta, necesitaba tomar un baño de agua caliente y un masaje para ablandar sus articulaciones, pensó en llamar a la señora Oh para que le ayudará pero supuso que estaría dormida ya que era muy tarde así que tendría que esperar hasta el día siguiente.
Durante el camino a su habitación se cruzó con su suegra, su desagradable rostro, quería evitar verlo. No es que la odie, simplemente le desagrada la hipocresía que está ocultaba detrás de su amable rostro, sus arrugas que volvían sus ojos más pequeños para que su maldad no fuera evidente, sus labios que cada vez estaban más caídos causaban que su angurrienta sonrisa se viera dulce y sincera. Tae-hyung podría describir su arrugado rostro a lujo de detalle, claro que podría hacerlo, y lo haría con tal cizaña que aquel que lo escuché diría que estaba siendo cruel con una simple anciana.
Anciana que no se reverencio ante él cuando se vieron los rostros, ,«a parte de hipócrita, arrogante» pensó Tae-hyung recordando que la única vez que vio a su suegra haciendo una reverencia fue el día de su boda cuando lo nombraron rey del reino de jade. Tae-hyung solo sonrió y escuchó como la mujer le pidió que tuvieran una charla en su habitación y como siempre no podía negarse ante los insufribles pedidos de la madre de su esposo.
Primero iría a su habitación a cambiarse y luego iría a la de su suegra para tener aquella charla.
Al llegar a la puerta de su habitación, de inmediato pudo sentir cierto aroma a pinos que lo llegó a poner ansioso en varias ocasiones, ese aroma era el de su esposo. Entonces empezó a hacer cuentas con los dedos de su mano pero bastó recordar las palabras de su esposo esa mañana para saber que esa noche iniciaba el celo de Jungkook. Tae-hyung estaba enfadado con él pero era su deber como rey consorte tener que "ayudar" a su esposo cuando estaba en su celo, se sintió aún más molesto por esa regla tan retrógrada que impusieron unos ancianos necesitados de afecto.
Sintiéndose un tanto ansioso por el aroma de Jungkook rodeo la perilla de la puerta con su mano derecha y la giró lentamente, apenas abrió la puerta el aroma a pinos se hizo más intenso, abarcaba cada parte de su cuerpo como un virus dispuesto a apoderarse de todo su ser sin ningún límite. Dió pasos lentos adentrándose a la profundidad de la oscura habitación, podía escuchar como Jungkook jadeaba y aquello erizaba su piel, su voz ronca y profunda hacia que sus jadeos sonarán tentadores y llamativos, una voz que incitaba a ser buscada en lo más profundo de algún lugar solitario, sin duda, una voz adictiva.
Respiro profundamente y siguió caminando, de pronto, la imagen de su esposo sobre el suelo mientras acariciaba su pecho se apropió de su atención. El alfa tenía la mitad de la camisa abierta con una mano dentro de ella por estar acariciando su pecho con desdén, los pantalones negros desarreglados, los pies descalzos y borracho de exitación.
Tae-hyung se sintió inquieto con el aroma de Jungkook al tenerlo aún más cerca, estaba en un dilema, tenía que irse con su suegra pero también tenía a su esposo recostado sobre el frío suelo de madera necesitado de contacto físico.
—Mi jade —dijo Jungkook en medio de un jadeo, de alguna manera había notado su presencia, tal vez era el aroma a cerezos que instintivamente rotaba de su piel o el simple hecho de que su esposo podía sentir su presencia sin la necesidad de que hablara —Perdoname por mentirte, por favor, ven a ayudarme.
Tae-hyung desde su lugar podía admirar a su suplicante esposo, verlo sentado con la espalda apoyada sobre el travesaño frontal de la cama y con el brazo estirado suplicando que lo ayudara era tan encantador que no sentiría vergüenza de ceder ante él, sin embargo, seguía molesto.
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The King Weakness - KookV
FanfictionEn un gran reino habitado por alfas y omegas existían dos bellos príncipes que se amaban con locura. Las familias al ver su amor y una oportunidad de unión democrática entre ambas familias decidieron casarse y así convertirlos en los reyes de la nac...