16# Guerra

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El tronar de las balas siendo disparadas destrozó la sensibilidad auditiva de Cristel, quien se preguntó el por qué no había sido convertido en un queso suizo.

El de ojos plateados se permitió abrir los ojos, viendo cómo las balas rebotaban en una burbuja en la que se encontraba, miró a sus amigos, que como él, estaban flotando desconcertados.

Todos ascendieron a una velocidad endiablada, mientras Hades bramaba cosas sobre un casco, Cristel y Annabeth abrieron los ojos al comprender; a Hades también le habían robado a él, y nada menos que el casco de oscuridad.

Cristel gritó en pánico al ver como el techo se aproximaba cada vez más a ellos, todos se cubrieron el rostro, pero afortunadamente no hubo dolor.

Estaban atravesando la piedra, directamente hacia la superficie, todo era negro, oscuro, y lúgubre. Hasta que todo cambió.

El tiempo pareció detenerse en aquel lugar, Cristel no sintió su respiración pero si sus ojos.

Pasos calmados, acompañados de una risa sarcástica y aplausos de la misma connotación estimularon su audición, castigando sus sentidos avanzados, haciéndole padecer un inmenso dolor de cabeza.

-"Vaya vaya, vaya... ¿A quien tenemos aquí? El hijo de la caza, el futuro héroe portador del fuego... Un simple niño asustado ¿Me equivoco?"- Su voz era rasposa, seca y el sonido del gotear y humear se hizo cada vez más intenso, hasta que se sintió como un cruel martillo que golpeaba su cabeza de forma rítmica.

-"Loki ¿Que quieres?"- Gruñó Cristel, viendo al dios aparecer, su apariencia era diferente, más majestuosa, como un antiguo rey vikingo, su traje de pieles parecía fundirse con el vacío mientras sus dientes blancos como las perlas mejor pulidas refulgieron, haciendo a Cristel desviar la mirada.

-"oh ¿Que más? Darte un poco de esperanza y desesperación, todo es necesario en esta vida para hacerlo interesante ¿No creéis olímpicos?"- La mirada del dios se desvió con esa última frase, con un movimiento de su mano apareció el medio de observación que los Olímpicos habían estado utilizando, once de los dioses miraban con preocupación la escena.

-"¿Saben? Me gusta cuando hay gente observando mis conversaciones, le da más interés"- Comentó moviendo sus manos, como un gran comentarista en un seminario, intentando promocionar su curso -"Pero, odio cuando me espían"- La amenaza era patente en la voz de Loki.

-"Por cierto, Criss, en tu próxima parada conseguirás lo que buscas, si logras sobrevivir a mi pequeño truco"- Dijo con una sonrisa enfermiza y sádica, que se tornó en una carcajada desquiciada al ver el rostro de odio y furia plasmado en Artemisa. Y así, Cristel, incapaz de hablar, fue lanzado a la superficie nuevamente, escuchando en su mente aquella voz, una y otra vez, ya no le odiaba, ahora le temía, sentía un horrible e indescriptible pavor por la figura del dios nórdico.

Tras unos segundos escuchó gritos que llamaban su nombre, y poco después llegó a la superficie, temblando, con los ojos abiertos y sintiendo por primera vez el peligro que representaba la figura de Loki.

Unos brazos le asieron con firmeza, el rostro dañado por la situación anterior de Cristel fue posible de ver para todos, pero no podían detenerse allí.

Afortunadamente Percy era hijo de Poseidón y al parecer incluía un pase para nadar a salvo en cualquier mar y agua, cosa necesaria en ese momento.

Nadaron, con Cristel quedándose atrás en varias ocasiones, pero Percy le ayudaba a retomar el ritmo con el leve control que poseía de las aguas.

Tras un par de minutos lo lograron, volvieron a verse en la playa de Santa Mónica, en la media noche del día anterior al solsticio, el día en que se decidirá el destino del mundo, aunque la revelación de Loki podría haber alterado eso.

Luna nueva Donde viven las historias. Descúbrelo ahora