El joven semidiós abrió sus ojos, sintiendo un par de manos sobre sus labios, escuchando un suave murmullo.
Un quejido escapó de sus labios, mientras empezaba a recuperar sus sentidos.
Cuando fue capaz de volver a ver encontró los ojos plateados de su madre, mirándole con incredulidad.
En aquel momento no pudo dejarlo estar, finalmente lo había logrado, después de sangran y recorrer todo el país, finalmente había recuperado a su madre.
Le dio igual todo, y se abalanzó sobre su madre, aferrándose a ella mientras las lágrimas abandonaban sus ojos.
—"Mamá"— Fue la única palabra que salió entre sus sollozos, su cuerpo temblaba, sintiendo la debilidad tras volver a la vida, sus sentimientos se derramaron como una cascada.
—"Cristel, hijo mío"— Musitó Artemisa en incredulidad, sus brazos rodearon suavemente a su hijo, sintiendo la fragilidad del muchacho en aquel instante.
La diosa sintió como lentamente el joven se calmaba, su sollozo se volvía más débil y sus lágrimas dejaban de bajar por sus ojos.
Tras otros segundos, terminando de calmarse, Cristel finalmente dejó de llorar. Un sentimiento de alivio le llenó, sintiéndose realizado.
Lentamente se puso en pie, viendo a todo el grupo de la misión, algunos esperaban lejos, y otros atendían las heridas de quienes aún lo estaban.
—"Pero ¿Cómo? Creíamos que habías muerto"— Fue la obvia pregunta de Zoë, quien frunció el ceño de forma inquisitiva al joven semidiós.
—"Y lo hice, tuve que pagar un alto precio para poder volver"— Confesó, recibiendo ahora toda la atención del grupo. El joven semidiós suspiró derrotado mientras veía un leve brillo verdoso salir de su brazo, y otro brillo del mismo tono iluminaba su cara.
—"Ya ha empezado"— Murmuró, viendo cómo su brazo se empezaba a fragmentar lentamente, al igual que su ojo, perdiendo la sensibilidad de ambos.
La sorpresa fue algo común, incluso para la diosa, viendo cómo su única prole se desintegraba parcialmente ante sus ojos.
Cuando el proceso terminó, ahí estaba Cristel, Tuerto y Manco frente a todos, mostrándose relativamente calmado.
Cristel con esfuerzo logró sonreír, todo había acabado ya.
—"Lo logramos"— Logró decir, tambaleándose suavemente por su débil cuerpo.
Artemisa se mordió el labio de frustración, su hijo había acabado así por aquella estúpida batalla. Y ahora el hijo de su contraparte estaba perdido en alguna parte del país.
—"He de irme de inmediato al Olimpo, no os puedo llevar"— Informó la diosa, frustrada de ni siquiera poder hacer aquella parte del viaje más amena.
—"No hay problema mamá, ya nos buscaremos algo"— Dijo el de ahora un solo ojo, viendo a su madre con una sonrisa.
—"Bien"— Cedió finalmente, asintiendo al grupo, antes de desaparecer en un destello de plata.
En cuanto Cristel se giró, fue placado por una figura de pelo rubio, que casi le tiró al suelo.
—"te creí muerto por más de seis meses, y ahora vuelves, solo para casi morir de nuevo"— Relató Annabeth, Cristel se sintió culpable, aunque realmente todo había sido fruto de las casualidades.
—"No planeo morirme pronto"— Dijo con una suave sonrisa, viendo a la semidiosa que finalmente se separó del joven, yendo con Percy. Definitivamente esos dos tenían algo.
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Luna nueva
FanfictionEl icor, la sangre divina, que en contadas ocasiones es una fuente de vida, de nacimiento.