41# ᛏᚱᚨᚷᛖᛞᛁᚨ

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El grupo caminaba por aquel enorme basurero, sorteando colinas y evitando derrumbes.

Cristel iba el primero del grupo, podía sentir la presencia del cuervo en una dirección, pero estaba demasiado lejos cómo para ser una pista clara.

Se sentía frustrado, aún así siguió caminando en silencio.

—"¿Eso es un arco de cazadora?"— Musitó Yelena, acercándose a un objeto, efectivamente, era un arco plateado, con intrincados detalles, obviamente pertenecía a una cazadora.

—"No toques nada... No sabemos lo que puede pasar en este sitio"— Recomendó Zoë, la cazadora asintió, dejando el arco en su sitio.

Entonces fue cuando una risa se escuchó, Cristel no lo dudó un momento, y su flecha voló en la dirección de la risa, incluso más rápido que las cazadoras.

—"Oh Cristel, Cristel, pequeño e ingenuo semidiós ¿Creías que tardaría en meter mano en el asunto de nuevo? Y más teniendo en cuenta la ayuda que te está dando el viejo tuerto"— Loki bajó tranquilamente por la pendiente, dejando filtrar parte de su poder divino, era un aura perversa.

—"¿Sabéis? Podría mataros a todos ahora mismo, haceros arder, rajar vuestro cuello, ahogaros con mi aura... Pero sería aburrido"— La expresión del dios demostraba diversión macabra, tranquilamente estaba posicionado a unos centímetros de Cristel, sosteniendo una daga de sacrificios contra su cuello.

—"Así que"— Un pequeño pedazo de chatarra llegó a sus manos, era una tiara de oro a medio terminar —"Os voy a dejar caer en la desesperación con el guardián de este sitio"—

Así, en un simple destello verde, el dios nórdico desapareció, y con él, la tiara.

—"¡Corred!"— Ordenó Cristel, sintiendo las vibraciones detrás de ellos, eso podía significar varias cosas, y ninguna buena.

Nadie objetó nada, y empezaron a correr por sus vidas. Cristel sentía la fuerza golpeando sus oídos mientras avanzaba, hasta que un gigantesco pie metálico les obligó a detenerse.

Frente a ellos se alzaba un autómata de proporciones colosales, en una mano sujetaba una larga espada de bronce, del tamaño de al menos un autobús pequeño.

—"Talos, pero ¿Cómo es posible?"— Se cuestionó Yelena, viendo a aquel gigantesco armatoste de bronce celestial.

Todos se dispersaron en cuanto Talos los intentó aplastar como si de insectos se trataran. Cristel tomó su arco, debía haber algún punto débil, si colaba una flecha por alguna junta quizás.

Su idea fue descartada en cuanto la espada descendió contra él, se tuvo que tirar a un lado, evitando milagrosamente el ataque.

La tensión se palpaba fácilmente en el ambiente, un solo golpe y adiós, estarían muertos.

Con su mano libre, empezó a rebuscar entre sus runas, quizás con thusiraz podría dañar a ese autómata lo suficiente como para poder huir.

Ahí fue cuando se dio cuenta, había perdido la runa en el museo nacional del aire y el espacio.

Afortunadamente para él, Talos se había girado, atacando a otra persona, Cristel rezó para que no les pasara nada, mientras urdía un plan.

Su espada no serviría de nada, al menos por el momento. Descartó igualmente su arco y flechas, tenía que trabajar con lo que había.

Vio una espada gigante a lo lejos, tan grande que dudaba poder cargar con ella.

Ahí fue cuando Talos se giró hacia él nuevamente, atacó con un tajo horizontal bajo, buscando partir en dos al joven.

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