24# Mar

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La mirada de Eris se fijó en las olas de aquel lugar, solo iba a quedarse un mes más allí, luego de iría hacia el monte tamalpais, donde se preparaba un plan que le convenía mucho.

Sus ojos eran de un plateado rojizo, exactamente la misma tonalidad que adopta la luna en un eclipse lunar, o luna de sangre.

Aquella mirada se mantuvo un tiempo en el objeto que tenía colgando de su cintura, había cambiado de forma d un gladius, arma con la que le enseñaron a luchar, aún así su forma parecía cambiar con respecto a su voluntad.

-"¿Vas a marchar?"- Preguntó una voz a su espalda, Eris se volteó viendo a un joven de ojos rojos como la sangre y pelo del color de la pez.

-"Ah, Adam, si, he logrado que me manden allí, será en un mes, pero menos es nada"- El otro muchacho se sentó al lado de Eris con calma, dejando su mano a una escasa distancia de la del pelirrojo.

-"Tú corazón alberga dudas en su interior y miedo"- Afirmó Adam distraídamente mientras miraba a otros semidioses ir y venir.

-"¿A que te refieres?"- Intrigado, Eris se acercó un poco a su interlocutor, que giró suavemente su vista.

-"Te conozco desde hace muchos años Eris, además, uno de mis abuelos es Timor, si alguien sabe de miedo soy yo, en concreto temes tus ideales, temes que no sean los correctos, te parece un suplicio el debatirte si realmente es lo correcto buscar la venganza contra tu madre"- Las palabras de Adam fueron como un puñal para Eris, quien finalmente suspiró derrotado, apoyando si cabeza en una barandilla.

-"Supongo que tienes razón"- Murmuró tras un tiempo en silencio -"No sé qué es en realidad lo que deseo y que fuente de esa estúpida promesa que hice"-

Adam le miró con pena unos momentos, tomándole ligeramente la mano, ambas estaban llenas de cayos por el dedicado entrenamiento, pero esa dura superficie era suficiente para alegrar a Eris, quien se sentia capaz de todo con Adam a su lado.

-"No has de preocuparte, tú has de encontrar tú propio camino en la vida, al igual que yo he de buscar el mío, puede que esos caminos nos separen y nos vuelvan a juntar, puede que no nos separen o puede que nos alejen para siempre, pero hemos de aceptar que así es la vida"- Las palabras de Adam eran suaves, como una nana, y aún así, no buscaba dejarle dormido, solo darle una guía importante.

-"Gracias, por todo"- Eris suspiró tras hablar, viendo con cansancio el oleaje.

-"Aún así, me sorprende que después de todo lo que te ha hecho, busques esa venganza por la promesa, y no por tu odio hacia tu madre"- Murmuró mientras se acomodaba al estilo indio

-"Si, hace no tanto habría afirmado sin miedo que adoraría matarla, pero ahora he visto retazos de su forma griega y a mi hermano, y parece que genuinamente le quiere, no sé si me atrevería a arrebatarle algo así a alguien de mi propia sangre"- Había cierta culpabilidad en sus palabras mientras las pronunciaba, cuidadosamente y con amargura.

-"Solo tú puedes elegir donde te llevan tus pasos. Como dicen 'el camino solo se hace al andar'- Musitó Adam, entrelazando muy ligeramente sus dedos con los de Eris.

-"Si, tienes razón"- Cedió finalmente mientras alguna lágrima suelta caía por sus mejillas.

Ambos adolescentes se limitaron a mirar a la luna, tan brillante y bella, pero que ponía los sentimientos de Eris en conflicto, Diana o Artemisa ¿Realmente eran tan diferentes?

Por otro lado, en el campamento se había armado un gran alboroto.

-"¡Eso es una desfachatez!"- Tantalo Bramó, negándose en redondo ante la insistencia de Annabeth y Percy.

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