Lo siguiente fue confuso cuanto menos para Cristel, tenía recuerdos borrosos de haber caminado y recibir un tratamiento básico.
Finalmente los recuerdos se hicieron claros, arribando a un pequeño poblado prácticamente desierta, salvo por un par de casas en las que se veía una llama arder.
-"¿Qué es este sitio?"- Musitó el más joven, dirigiéndose hacia la mujer, ahora con sus sentidos algo recuperados podía distinguir sus facciones. Tenía el rostro ligeramente afilado, y en general le recordaba a su madre la dureza que había en este, su pelo era de un castaño claro.
-"Hace algo de tiempo tan solo eran unas ruinas, supongo que he de contarte mucho"- La mujer se notaba calmada, aunque su mirada se movía nerviosa por todo el lugar, cómo si buscara hacer algo, cualquier cosa menos estar quieta.
La de ojos amarillos le instó a moverse, guiándole por las callejuelas, conforme iban caminando, Cristel pudo ver las casas, eran de un estilo arquitectónico bastante primitivo pero aún así tenían su encanto.
Finalmente llegaron a una de las casas, la mujer abrió la puerta de madera, y en cuanto lo hizo, Cristel sintió un mareo bastante fuerte.
-"¿Estás bien?"- Preguntó la mujer al joven de ojos plateados, que una vez se sintió estable asintió.
El paisaje frente a ellos había cambiado al completo, era una extensión de bosque tan grande que era inestimable su tamaño, aquel lugar parecía detenido en el tiempo, un lugar donde los humanos nunca tocaron la naturaleza.
-"Supongo que tendrás muchas preguntas ¿No?"- Cuestionó la mujer mientras se sentaba en la hierba, Cristel imitó su gesto, ordenando sus pensamientos como bien pudo para formular una pregunta coherente.
-"¿Donde estoy?"- Musitó mirando a la mujer, que ladeó la cabeza un momento.
-"Bueno, actualmente este sitio es llamado España, en concreto en la zona del norte, el País Vasco"- Explicó la mujer calmadamente.
-"Y por... Tus palabras anteriores ¿Supongo que eres una diosa?"- Su confusión era severa, pero aún así decidía sus palabras cuidadosamente, si estaba en lo cierto le daba miedo que ofendiera a la divinidad.
-"Si, mi nombre, o bueno, el que más utilizo ahora, es Ataecina, diosa celtíbera de la caza, la luna, la primavera y la curación, mi identidad ha sido alterada en múltiples ocasiones a lo largo de los siglos, pero esta es la que ha perseverado"- Comentó tranquilamente, antes de ver con curiosidad la reacción de Cristel, que obviamente no sabía cómo reaccionar.
Para empezar abrió los ojos, luego miró alrededor y después a la divinidad que tenía en frente, preguntándose si debería arrodillarse o algo.
Una risa suave y grácil salió de los labios de Ataecina, que detuvo la deriva de Cristel, ella simplemente desestimó con la mano al joven -"No te preocupes, hace milenios que no me dedican un rezo, no le molestaré porque no se postren ante mí"-
Cristel emitió un leve suspiro de alivio, observando de nuevo a la divinidad que estaba frente a él, instándole a que hablara.
-"¿Hay alguna forma de que vuelva a Estados Unidos?"- Preguntó viendo a la de ojos amarillos, que cerró un momento sus ojos.
-"Viniste utilizando magia nórdica ¿No? Aunque supongo que no fue por voluntad propia por tu lenguaje corporal"- Asumió Ataecina, Cristel asintió, enseñándole las runas, Raido había quedado vacía de energía, pero Cristel podía sentir como se llenaba lentamente de magia, extrayendo la energía natural del ambiente.
-"Runas, hace mucho que no veo algo similar, pero si, podrías utilizarla, aunque tomará tiempo que puedas volver a hacerlo"- Musitó, cambiando la posición a una un poco más cómoda -"Ahora que ya está esa parte solucionada ¿Quien es tu pariente divino?"-
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Luna nueva
FanfictionEl icor, la sangre divina, que en contadas ocasiones es una fuente de vida, de nacimiento.