26. Miserable

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26. MISERABLE

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Daenyra estuvo triste todo el día. Empezando por el hecho de la conversación con Viserys quien continuaba poniendo a los demás por encima de ella. Acepto las disculpas por que comprendió su preocupación. Probablemente tranco la vida de Daenyra hace mucho tiempo, pero ahora mismo no se arrepiente; tenía a Alicent y esa chiquilla pelirroja hacía de su vida mejor.

Se sentía miserable y cuando Otto entró y la vio con su camisón de dormir, alzó una ceja mirando a su esposa.

— ¿Qué es lo que tienes? —le pregunto desinteresado.

— Nada que te importe —le contestó Daenyra con voz aburrida. No tenía ganas de hacer nada hoy. Su plan era quedarse en cama y sentirse miserable.

— Tienes razón, no me interesa —le dijo.

Estuvieron callados un momentos. Daenyra sintió una extraña sensación acumularse en su pecho y el nudo en su garganta se hizo más presente.

Decidió hablar.

— ¿Por qué aceptaste casarte conmigo?—le dijo murmurando bajo. Pero igualmente Otto la oyó.

Ellos dos no dormían juntas. No desde su matrimonio, donde fueron forzados a compartir la misma cama. Esa fue la primera y última vez que lo hicieron. Otto decidió mantener las apariencias, por lo que toda su ropa se encontraba en la habitación. Cada mañana, venía a vestirse y tan pronto como venía, se iba. Daenyra estaba más tranquila de ese modo. Ambos daban la imagen de un matrimonio estable pero frío, pero la realidad era que ni eran estables ni deseaban serlo.

Otto se casó con Daenyra por la única razón por la cual era la mano.

— Por poder —le resumió toda la charla.

— ¿No te sientes... infeliz? —le pregunto levantándose de la cama para encararlo —, porque yo si lo hago.

— No me interesa como te sientes, Daenyra —le contestó con aburrimiento —, no fui el único que aceptó esto, tu hermano lo hizo.

— ¡Pero yo no! —le gritó con frustración.

— Haz lo que quieras, grita todo lo que quieras, llora todo lo que quieras —le dijo sin mostrar un mínimo interés —, vístete. Luces como una gentuza de Desembarco del Rey, pero bueno; quieres tanto a esa gente que no me sorprendiera que ya tuvieras piojos como ellos.

Se retiró tan pronto como llegó.

Daenyra quedó devastada ante la charla. Se sentó en la cama y sollozó con fuerza. Recordó la vez que su hermano le había dicho que debía casarse con Otto y ese momento siempre logra estrujar tu corazón.



THE LAST GREAT DYNASTY | House Of The DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora