46. Reencuentros

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El trono de hierro comenzó siendo una simple silla que Aegon el Conquistador la formo con todas las espadas de sus enemigos durante la época de la conquista, una silla que causo por poco la destrucción de la dinastía Targaryen cuando Maegor el cru...

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El trono de hierro comenzó siendo una simple silla que Aegon el Conquistador la formo con todas las espadas de sus enemigos durante la época de la conquista, una silla que causo por poco la destrucción de la dinastía Targaryen cuando Maegor el cruel fue coronado por su madre Visenya, hermana y esposa de Aegon obviando el derecho que Aenys, el hijo de Rhaenys poseía. Después, cuando Maegor murió y Jaehaerys ascendió, sus múltiples vástagos fueron muriendo hasta que quedase polvo de ellos. Jaehaerys sabía que Daenyra no podría jamás poseer el trono de hierro. Era una mujer.

Jaehaerys amo tanto como pudo a su pequeña nieta, pero no borraba el hecho de que Jaehaerys tenía presente costumbres arcaicas y religiosas; una mujer esta para atender a su esposo y nada más, tal cual su esposa Alysanne lo hizo en su tiempo. Así fue cuando su ultimo vástago pereció; lo único que al viejo rey le quedaba eran sus nietos. Desde el comienzo sabía que pese a las esperanzas de Daenyra de que sea nombrada (porque era su favorita), no podía elegirla por lo que poseía entre las piernas, al igual que Rhaenys quedaron descartadas. Daemon jamás fue una opción y es por eso el viejo rey junto al consejo llegó a la conclusión que lo mejor sería que Viserys lo sucediera una vez que el falleciera.

Los errores que se cometieron desde ese día perduraron hasta que los huesos del viejo rey fueron cremados y el viento se llevó de lo que quedase de él. Viserys nunca fue la mejor opción. Era débil y dejaba que la gente lo manipulara al antejo, pese a que él era el Rey y representaba la máxima autoridad. Tal solo quedaba ver lo que sucedió después de Aemma. Se casó con una Hightower. Una sangre sucia que no merecía el puesto de reina consorte y Daenyra sabía bien que una vez que la piel de Viserys se enfriara y endureciera hasta convertirlo en un cadáver tieso, Otto Hightower querría a toda costa que Aegon ascendiera al trono.

Daenyra lo pensó y pensó durante muchas noches.

Rhaenyra tampoco era gran cosa. Era una mujer simplona y débil que gozaba de privilegios que la hacían desear cosas que no eran suyas (Daenyra tenía en cuenta que ese pensamiento venía desde los celos que sentía que ella y Daemon tuvieran un hijo)

La princesa se olvidó de que alguna vez poseyó algún tipo de cariño hacia la estirpe de Otto Hightower y decidió entonces que sus hijos eran su prioridad.

Es por eso que finalmente decidió comenzar los planes.

— Cregan —le dijo con suavidad. El Lord del Norte estuvo con ella mientras el Maestre le revisaba y se quedó aun cuanto las damas la bañaron y vistieron. Cregan sentía algún tipo de lealtad hacia la mujer que lo posesiono en su puesto de Guardián —, quiero que hablemos de algo serio. Esta vez, necesito que la conversación sea entre un Guardián y una princesa.

Cregan asintió esperando la pregunta.

— Sé que probablemente escuchaste muchos rumores de como tu padre me cortejo y como después termino con el odiándome. TU padre... era alguien muy correcto y decidido. Eso era lo que me gusto de él.

THE LAST GREAT DYNASTY | House Of The DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora