43. Los dragones no arden

1.7K 169 30
                                    


Daenyra respiro en paz cuando vio desaparecer a Cregan junto a sus hijos con velocidad

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.











Daenyra respiro en paz cuando vio desaparecer a Cregan junto a sus hijos con velocidad. Sin duda, el joven lobo era como Rickon. Protector y leal (o eso le gustaba pensar) porque temía que, si Cregan no era tan fuerte, sus pequeños niños a quienes se esmeró por cuidar tanto, les pasara algo. Cerro los ojos mientras escuchaba las pisadas más cerca de su habitación, cerró los ojos llamando a Cannibal y a su más reciente dragón.

Le fue difícil entender como un dragón tan grande estuvo en Valyria por tanto años. Y más que todo el hecho, que el dragón la reclamo como jinete. Ni siquiera ella lo pensó al principio, solamente pensó en proteger a su valeroso Balerion ante el gigantesco dragón.

La puerta se abrió y entro primero Bennard. La miro parada al centro de la habitación, detrás de él, ingresaron más guardias mirándola como si se tratase de algún pedazo de carne.

— Princesa —la saludo —, ¿y sus niños?

— Yo también quisiera saber eso, Ser —rio sin gracia —, se ocultaron al parecer... son muy escudirrizos.

— Ya veo —Bennard miro a uno de sus guardias y este salió por la puerta.

Mierda.

Seguramente irían a buscarlos. Daenyra se sintió sin aire por unos segundos, temerosa, de pensar que pasaría si los atraparan. Cannibal seguramente ya escucho su llamado y con suerte, se encontrará cerca de Winterfell. Y con más suerte, Cregan logro sacarlos al patio.

— Quería hablar con usted sobre algo, Daenyra —Bennard le hablo formalmente, quitándole el derecho de su nacimiento —, ¿puedo? —el hombre señalo uno de los asientos en la habitación.

Daenyra necesitaba evitar sospechas de que ya sabía el plan. Debía proteger a Cregan, seguramente si planearon asesinarla durante la noche, Bennard quisiera hacer el menos escandalo posible. Y Daenyra no estaba equivocada, Bennard movilizo al pequeño grupo de soldados con discreción. Durante el transcurso del día, recibió varios pedidos de ver a la princesa renacida con los ojos. Winterfell mantenía un aprecio a la princesa y eso que el Norte era hostil con los extranjeros. No quería que sus gente se pusieran contra él, es por eso que manejo todo en silencio.

— ¿Los guardias por qué? —pregunto Daenyra.

— Solo protección. Soy el Lord de Winterfell.

— Lord temporal, ¿cierto? —corrigió la princesa con una sonrisa inocente.

Bennard la miro fulminante pero acepto el hecho —, así es.

— ¿Y de que quería hablar? —pregunto la princesa. Bennard tomo asiento frente ella.

— Usted comento que fue a visitar a su familia, ¿verdad? —Bennard pregunto. Daenyra asintió en respuesta —, vera... envié un cuervo a Desembarco el día de hoy.

THE LAST GREAT DYNASTY | House Of The DragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora