024 - La última carta

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La historia original así como sus personajes no me pertenecen. El crédito es para sus respectivos creadores. Esta historia está escrita por diversión y deseo de entretener sin ánimos de lucro.

...

Al amanecer, veo como Beatriz está despierta y juega con mi cabello, a la espera de que despertara.

-  Buenos días bello durmiente -dice Beatriz riendo un poco.

-  No alteres los personajes de mis cuentos -dgo, aunque se que es broma.

-  Pero te di un beso y despertaste -sic con un puchero y me abraza -, así que te queda el nombre.

- ¿Te arrepientes? -pregunto, entre serio y preocupado.

-  No, pero, espero te responsabilices por aprovecharte de mí -responde, sonriendo y bromeando al final.

-  Despertaré a Katniss… tal vez también sirva el beso con ella -digo mientras me giro al otro lado y despierto a Katniss.

Ella se despierta y me sonríe, pero al darse cuenta de Beatriz y su desnudes, se sonroja y oculta bajo las sábanas hasta que Beatriz se despide y nos deja solos.

-  Katniss, nos vamos en una hora -digo mientras me voy a bañar. Ella solo hace un ruido y poco después se echa rápido y viste con lo mismo de ayer y nos vamos. 

Por suerte, aquí la cámaras se desactivaron por un supuesto error en los circuitos, por lo que nadie noto a Beatriz, pero al vernos a nosotros con la misma ropa, no pudieron ver y empezar a  murmurar.

Por suerte el tren ya estaba listo y nos fuimos rápidamente.

-  No me arrepiento -dice después de dejar el tres -, no te preocupes.

Esas palabras me alivian, si bien lo hablaron sobrias, o con pocas copas, el alcohol las impulsó y podrían haberse arrepentido.

Sin preocupaciones, nos dirigimos al dos donde el control militar es más riguroso.

Después de varios controles, nos dejan pasar, pero las miradas llenas de muchas emociones negativas de las familias de Clove y Cato, son demasiado incómodas. Pero los entiendo, alguno de ellos o ambos, si hacían lo mismo que nosotros, podrían haber vuelto.

Pero no importa, nuestro único objetivo aquí es la novia de Cato, si todo salió bien, esa chica debería ser nuestra guía ya que no hay chófer en este auto.

-  Mucho gusto señor vencedor -dice un pequeño de aproximadamente siete años, dándome un ramo de flores, del mismo modo la niña hacía eso con Katniss -. Un día seré voluntario, igual que tú.

Solo pude sonreír ante sus palabras, pero fue más bien una sonrisa forzada. Que unos niños pequeños estén tan felices por ir a la arena… es perturbador.

Algo más raro era la gente, sinie había miradas de inconformidad además de la familia de los tributos, estaba el sector no militar que, por su discriminación, fueron los más suceptibles a la rebelión.

Por otro lado ,la mayoría de los que entrenaban y trabajaban en ese sector o tenían más privilegios, parecía respetarnos. Es más incómodo que si fueran miradas de odio.

Poco después inicia el paseo y vemos una chica de aspecto duro, pero de un rostro extrañamente dulce, aunque la mueca en su rostro le restaba belleza.

-  Suban… vencedores… les daré el recorrido por el distrito dos -dice sin sonreír, pero evitando el gruñido que quería soltar.

El inicio del camino fue muy tenso, a pesar de los saludos que dábamos de repente a las pocas cámaras del principio y comentarios de las ubicaciones por dónde pasábamos.

No podíamos tener una conversación con ella, podía atacarnos y moriría si se enteran, o solamente no creernos si comenzamos a hablar. Así que solo decidí darle las cartas de Cato y Clove.

-  ¿Qué es esto? -pregunta, a la defensiva, además de forzada ya que no quería hablarnos.

-  Solo leelas -dice Katniss, no queriendo hablar en este momento.

La chica, desconfiada, iba a romper las cartas, pero al ver la letra y la leyenda escrita, se detuvo.

Iba a decir algo pero la detuve e indique qué leyera las cartas. Ella pasó un rato mirando la carta de Cato y luego la de Clove.

Con manos temblorosas, la chica abrió la carta de Cato y sus ojos la leen, primero una, luego otra y si pasó media hora. Luego hizo lo mismo con la de Clove.

-  Esto… esto ¿Es real? -pregunta sería, pero con los ojos inundados en lágrimas.

-  Es real -respondo -, además, no fueron los únicos tributos a los que rescatamos, pero antes de contarte, debo decirte que por más cosas que quieras hacer en el futuro, no te involucres directamente y no confíes demasiado en el trece.

-  ¿El trece? Asi que era cierto que existe aún ¿Ahí está Cato y Clove? -dice ella, con ojos brillantes.

-  Si, pero han estado ocultos y si las revueltas continúan, aprovecharán y volverán a aparecer para iniciar la guerra -confirma Katniss.

El resto del camino le contamos lo más posible, procurando aclararle que se aleje de los conflicto y se alíe, si quiere, con la resistencia en labores básicas y no al frente y si puede huya al trece, pero si el Capitolio la recluta, se mantenga lo más al margen posible.

-  Mil gracias, de verdad, les agradezco que salvarán a ese idiota -dice abrazando a Katniss y a mi, aunque Katniss parece falta de aire y algo pálida.

-  Fue un éxito -digo mientras abrazo a Katniss.

-  Si, pero aún nos queda el asunto de Enobaria ¿No? -dice Katniss, mientras regresamos a nuestra habitación, para prepararnos para la fiesta.

Yo solo asiento, si conozca a Enobaria, seguro querrá pelear y no deberemos ir muy lejos, seguro en un evento de la fiesta.

...

Continuará...

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Reencarnación afortunada en: En LlamasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora