𝑺𝒐𝒍𝒐 𝒖𝒏𝒂 𝒏𝒐𝒄𝒉𝒆

21. Judith

Carol y Beth me ayudan a caminar hacia la celda más cercana que encontraron.

No dejó de quejarme de dolor por las contracciones que se vuelven más frecuente con el tiempo.

Axel quita todas las sábanas de la cama para que ellas me acueste, mordí mi labio evitando gritar de dolor cuando me acosté.

Carol: Sal de aquí —le ordena a Axel, él lo hace —. Kate, debo quitarte los pantalones.

Asiento varias veces mientras inhalo y exhalo con rapidez, Beth me cubre las piernas con una sabana antes de que Carol me quitará el pantalón.

Levante un poco mi cadera para que Carol me pudiera ayudar a quitarme los pantalones.

Carl dejó un tazón con agua que Carol le había pedido y Jake algunas toallas.

Hershel se acerca, los niños ven todo desde la puerta.

Gruñó de dolor para evitar gritar y lágrimas de dolor recorren mis mejillas, jadeo adolorida.

Jake: ¡Haz algo, Hershel! —le pide —. ¡Haz que deje de sufrir!

Beth: Vamos, no deberían estar aquí —se acerca a ellos.

Jake: ¡Yo no me moveré! —me mira —. ¡Mamá!

Kate: Estoy bien… Estoy bien —inhalo y exhalo deprisa —. Beth, por favor.

Beth: Jake, por favor —Carl se acerca a él.

Carl: Ella estará bien, vamos —lo toma del hombro, ellos lograron sacar a Jake.

Carol sostiene mi mano para apoyarme, me quejo de dolor mientras lloro.

Hershel me revisa, miro a Carol con mucho dolor, ella sujeta mi mano con firmeza.

Hershel: Necesito que empieces a pujar, Kate —lo miró asustada.

Kate: Si no… Si no sobrevivo por favor cuiden de mis bebés, por favor —mi voz me tiembla —. No quiero que estén solos.

Hershel: Kate, vas a vivir y podrás estar con tus hijos —me mira con seguridad —. No dejaré que nada te suceda.

Kate: Confío en ti.

Hershel: Y cumpliré con esa confianza —sonreí un poco —. Así que puja, Kate.

Doy el primer pujon, no pude evitar gritar de dolor al sentir mi interior desgarrarse.

Es un dolor indescriptible que siento que me parto en dos, siento mucho dolor en mi parte baja.

Vuelvo a pujar mientras aprieto con mi mano suelta la sabana debajo mio, aprietos los dientes para evitar gritar.

Hershel: Vamos, Kate, tu puedes —lloro de dolor y de miedo.

Carol seca el sudor de mi frente, ella en ningún momento suelta mi mano.

Carol: Vas bien, tu puedes —vuelvo a pujar al recuperar un poco de aliento —. Eso es, Kate.

He estado pujando con mucho tiempo, pero veo por las ventanas del pabellón que ya se esta ocultando el sol.

Mis piernas me tiemblan y siento como el bebé se va moviendo en mi interior para poder salir con cada pujada.

Me estoy cansando, apenas puedo respirar y no puedo dejar de pujar porque siento que puedo poner en peligro al bebé si no hago mi esfuerzo porque salga.

Hershel: Vamos, un poco más, Kate —siento que mi corazón se saldrá de mi pecho —. Ya veo la cabeza, vamos.

Niego varias veces, ya no puedo, ya no resisto mas.