Por segunda vez ese día, Taehyung despertó en aquella gran habitación donde pasaría los próximos indefinidos días. Estirándose después de dormir lo que se sentían como días enteros, se dio cuenta de que estaba completamente solo. Esperaba que Jimin estuviera en algún lado vigilando su sueño, pero se sorprendió por el momento que privacidad que tenía en sus manos. Su dolor de cabeza había desaparecido y su cuerpo estaba lleno de energía por la todo el tiempo que había descansado. Sin tener mucho que hacer esa tarde, decidió que lo mejor que podía hacer era desempacar la maleta más pequeña que llevó al castillo; ahí cargaba algunas pertenencias preciadas que consideraba que necesitaría en su estancia allí.
La tomó y buscó un cajón vacío para acomodar el contenido. La habitación contaba con un armario tan grande que descartó la idea de guardar algo allí, con tantos cajones probablemente olvidaría donde dejó todo. Miró los pequeños buros a cada lado de la enorme cama y abrió los cajones para encontrarse con que estaban vacíos, pensó que sería un buen lugar, no esperaba que alguien husmeara sus cosas, por lo que se sintió seguro con su elección. Abrió la maleta y se encontró con algo que no recordaba haber empacado; su libreta con todos sus diseños apareció como si de magia se tratara en uno de los compartimentos. No consideró el empacarla porque no sentía que fuera capaz de tener inspiración lejos de su hogar, después de todo el lugar donde más dibujaba sus adorados trajes era en su jardín, por lo que el no tener acceso a él le cortaba todo tipo de esperanzas de diseñar algo que lo satisfaga. Pensó por un momento y llegó a la conclusión de que tal vez Jimin haya sido el que lo puso ahí, más no le prestó más atención y lo guardó en el fondo del cajón. Lo siguiente que sacó fue el collar que Jungkook le regaló, no reconocía la razón exacta por la que lo guardó, pero su instinto no le permitió dejarlo en su castillo.
Una vez terminó, quiso explorar su habitación. Sintió curiosidad por lo que una habitación en el castillo del reino más rico del país podría tener. Además de que la cama era un poco más grande que la suya, con un respaldo acolchado de color blanco que era rodeado por un borde que daba la impresión de ser mármol tallado, mismo material de las mesitas a cada lado de esta. Había tres alfombras alargadas rodeando cada lado de la cama para evitar que sus pies tocaran el suelo helado cada mañana. Al frente del otomano tenía un gran espacio con su propia mini sala, similar a la que tenía en su habitación de Daegu, los muebles estaban acomodados en dirección a una chimenea al lado de la entrada, supuso que a pesar de estar en el lado costero del país tendrían temporadas algo frías. Al lado de la sala, un vasto tocador tomaba lugar, con un total de seis cajones, un espejo de casi un metro y medio, el tocador parecía una obra tallada por artistas dotados en el más fino de los mármoles y con delicados detalles en oro. Con un gran interés, tomó un vistazo en los cajones, sorprendiéndose a verlos llenos de productos de todo tupo para su uso diario. Junto al lado opuesto del mueble se encontraba la puerta del closet. Al entrar por primera vez no notó los detalles de este; los espacios para colgar las prendas estaban separadas por estrechas columnas, tomando inspiración en la arquitectura clásica griega. Cada espacio estaba repleto de ropa de todo tipo, desde vestidos sueltos, hasta trajes de cuatro piezas con los bordados más intrincados. También había al rededor de 5 espacios más bajos dedicados a incontables pares de zapatos que probablemente no los podría usar todos. Colgando de todo el centro del techo estaba un candelabro decorado con finas tiras de diamantes que reflejaban la luz en todo el espacio, especialmente en la blanca alfombra que cubría el piso y se sentía como una nube en sus pies descalzos. En la pared del fondo se podía ver un espejo de cuerpo completo que estaba rodeado de cajones más pequeños llenos de joyas y unas cuantas coronas. El hecho de que Jungkook haya equipado el closet con tantas cosas le dejaba sin palabras. El último lugar que le quedaba era la puerta al otro lado de la cama que daba al espacioso baño. Seguía el estilo del closet con las columnas decorando las paredes, con una ducha con espacio para dos personas y una enorme tina justo al frente de una ventana tintada. El lavamanos contaba con múltiples cajones que lo convertían en otro tocador con productos exclusivos de limpieza. El suelo era de una porcelana blanca tan impecable que se podría ver reflejado en ella y él todo el cuarto era iluminado con pequeños focos de luz amarilla esparcidos en diferentes lugares, creando un efecto de calma y casi seguridad.
También contaba con una enorme ventada al lado derecho de la cama que daba paso a un balcón con vista perfecto a los extensos jardines traseros del castillo. El estilo de todos los espacios que había visto le brindaban comodidad, se sentía bien con ello.
Interrumpiendo sus pensamientos mientras observaba el panorama desde el balcón, unos toques en la puerta sonaron por toda la habitación. Volviendo a sentarse en la cama, dio permiso para que pasara, dando paso a un Jungkook con una pequeña bandeja en sus manos. Era la primera vez que lo veía después de desmayarse, se veía... muy bien. Su cabello azabache estaba perfectamente peinado hacia atrás, dejando un solo mechón rebelde posarse en su frente. Su traje, completamente negro con detalles dorados, se ajustaba a su figura marcada por el esfuerzo físico, pasando de unos hombros anchos a una cintura delgada y perfectamente envuelta por el chaleco que estaba usando. Sus ojos, a pesar de notarse cansados, seguían demostrando esa firmeza y seguridad que lo caracteriza y reflejando el brillo de mil luces.
—Príncipe Taehyung, me alegra verlo despierto. —Le dedicó una mirada sincera— Espero haya podido descansar como es debido.
Los ojos del castaño seguían cada movimiento de Jungkook mientras este se adentraba más en la habitación, llegado justo al frente de él.
—Sí, rey Jeon. Me siento mucho mejor ahora, le agradezco sus cuidados y los alimentos que preparó para mí y mi acompañante. —Se sentía poco natural el hablar con tanta formalidad, pero no se sentía cómodo el dirigirse a él de otra forma.
—Ha sido un placer. Pero por favor, si utiliza mi nombre en lugar de mi apellido, me sentiré más complacido. —Le sonrió solo con los ojos.
No podría, no se sentía bien usar su nombre de esa forma, —Tal vez en los siguientes días, Su Majestad. Pero lo el momento me siento más cómodo usando su apellido, rey Jeon.
—Está bien, como te sientas mejor. —Un destello de decepción pasó por sus ojos. —Te traje algo ligero de cena para que termines de mejorarte. Preparé unas galletas de mantequilla con una mermelada de fresa, he sido informado que esa es la fruta que más disfruta. También te traje una infusión de lavanda para que puedas dormir bien esta noche. —Dijo dejando la bandeja en la mesa entre los muebles y la chimenea. Mordió un poco su labio inferior antes de volver a hablar— ¿El almuerzo de esta tarde fue de tu agrado?
La pregunta llena de vulnerabilidad del rey lo sorprendió, por lo que decidió darle una pequeña victoria por todo lo que ha hecho ese día. —Fue un banquete delicioso. Sus habilidades culinarias son remarcables, rey Jeon. —Confesó con sinceridad.
Finalmente, una sonrisa apretada se adueñó de los rasgos del rey, esta llegaba a sus ojos convirtiéndolos en media lunas.
—Prepararé más cosas para ti en un futuro. —Declaró, más la sonrisa que formó se fue pronto, y volviendo a morder su labio, preguntó— ¿Me permites revisar tu temperatura?
Taehyung no vio ningún problema en ello, por lo que aceptó con un simple asentimiento. Lo que no esperó era que Jungkook se acercara tanto a él e inclinara su cuerpo para quedar a la misma altura que él estando sentado. Fue tomado por los hombros y sintió como los labios del pelinegro se posaban con delicadeza unos cuando segundo en su frente, haciendo que su corazón dieron un vuelco por la acción inesperada.
—Parece que tu temperatura se ha estabilizado. —Susurró aún cerca de su rostro— Por favor disfruta de tu cena. Te deseo una linda noche. —Apretó sus hombros con poca fuerza.
Antes de que pudiera agradecerle, el rey desapareció por la puerta a paso rápido, dejándolo con el corazón palpitando a gran velocidad, y un torbellino de pensamientos rondando en su cabeza. Sacudiendo un poco cabeza, dejó de lado el conflicto que se formaba en su interior y se sentó en uno de los muebles para comer lo que le había dejado. Probó las galletas primero, quedando encantado por la mermelada casera que tenían estas. Una vez terminó con estas y tomó la infusión, su cuerpo se relajó tanto que sintió la necesidad de dormir otra vez.
Fue directamente al closet para cambiarse a algo más cómodo, tomando una de las tantas pijamas de seda a su disposición. Entró al baño y lavó sus dientes y su cara, que estaba un poco pálida. Con los párpados algo pesados, se acomodó en el centro de la gran cama y abrazó una de las almohadas, cuestionándose si debía darle una oportunidad al insistente rey.
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El Rey Doncel | Kookv
Romance"Me parece que no he escuchado tu voz en toda la noche." Su mirada bajó posando su atención en los labios en forma de corazón del castaño durante un milisegundo. "Mis palabras están reservadas para aquellos que sean merecedores de recibirlas." Dijo...