Lo que pasó como una noche inocente de palabras dulces y promesas llenas de ambición y un futuro próspero, terminó en una mañana agitada con el deseo colgando de las puntas de sus dedos y deslizándose por sus pieles en un anhelo silencioso casi temeroso de salir. Jungkook se perdía en la curva del cuello suave y largo del castaño, propiciando besos húmedos que retaban el intento de un silencio prudente por parte del príncipe. La mano tatuada subía y bajaba por la espalda más acaramelada, juntando sus cuerpos a una distancia en la que las finas prendas de ropa quedaban de más. Taehyung, con sus muslos a cada lado de los del rey, ejercía fuerza para crear más presión entre ambos, paseando sus dedos por los cabellos negros despeinados, halando de vez en cuando en una demostración casi desesperada. De un solo jalón separó al pelinegro de su piel, forzándolo a tener el rostro justo al frente del suyo, y con todo el impulso enérgico proveniente de las mariposas que revoloteaban en su interior robó un beso que duró una eternidad instantánea. Mordió, lamió y exploró cada parte del otro, sucumbiendo a todo lo que por mucho tiempo reprimió. A un punto se sintió molesto por el poder que el monarca tenía sobre sus emociones más vulnerables, llegando al punto de morder un poco demasiado fuerte, ganados un jadeo mañanero por parte de Jungkook.
Separándose con las respiraciones agitadas, Jungkook se mesmerizó con la imagen divina del príncipe sobre él. Por cada día que pasaba, su sed por tomar cada última gota de su castaño aumentaba sin mesura. No se cuestionó ni un segundo el entregar las riendas de los avances de su relación a Taehyung, más se sentía en constante tortura al no poder apretar entre sus manos el completo extenso de la suave piel que parecía llamarlo con voz dulce. Por cada roce entre sus labios, cada toque accidental o intencionado, la presión en la parte baja de su abdomen se hacía cada vez más fuerte, teniendo que recurrir a enterrar sus uñas en las palmas de sus manos para reprimir cualquier impulso que pareciera demasiado impuro para los preciados momentos que pasaba con su adorado.
Dicho príncipe se encontraba en un estado casi similar al rey bajo él. El sentir de los fuertes músculos presionándolo contra el gran pecho que siempre lo recibía con calidez, la imagen de la piel decorada con tinta siendo perturbada por la tención de cada tejido muscular cuando el pelinegro llegaba al punto de cortar su respiración por la fuerza ejercida sobre su cuerpo. El lunar debajo del labio inferior del monarca lo hipnotizaba cada vez que este profesaba su eterna lealtad y admiración, sintiendo la necesidad de chocar sus propios labios sobre la diminuta manchita en un signo de frustración por no poder saber contestar a cada palabra, a cada promesa. Esperaba poder demostrar su desespero mediante el apretar de los brazos y el halar de los cabellos, con la expectativa de que Jungkook pudiese captar cada una de sus pequeñas acciones que pretendían comunicar todo lo que era muy cobarde para decir.
—La fría cama quema mi piel cada vez que despierto solo, con el único afán de tenerte entre mis brazos, sintiendo tu aroma y compartiendo el calor de tu cuerpo. —-Confesó peinando los mechones castaños que salían a toda las direcciones gracias a la intromisión de sus propias manos— ¿Me tomarías por un descarado si te pido que te quedes a mi lado cada vez que la noche caiga? Aunque no haya pedido tu mano, mi entrega a ti es tan palpable como las llamas que despiertas en cada parte mi. Concédeme el privilegio de ser testigo del abrir de tus ojos cada día y prometo adorarlos sin faltar.
—Lo consideraré descarado, pero no será un pecado ser un par de descarados al comenzar el día, ¿no lo cree? —Soltó, sintiendo una corriente de confianza.
—¿Me permites ser un poco más descarado con lo próximo que te diré? —Sus ojos oscuros se mantenían atentos a cada facción, cada diminuto detalle del príncipe.
—Puede ser descarado si mis oídos son los únicos que puedan escuchar. —Concedió sintiendo el ardor de su cuerpo exigir sumergirse en la voz ronca del rey sin pudor alguno.
ESTÁS LEYENDO
El Rey Doncel | Kookv
Romance"Me parece que no he escuchado tu voz en toda la noche." Su mirada bajó posando su atención en los labios en forma de corazón del castaño durante un milisegundo. "Mis palabras están reservadas para aquellos que sean merecedores de recibirlas." Dijo...