Capítulo 39

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El sol había aparecido por el horizonte poco tiempo antes de que el príncipe abriera sus ojos en un intento por quitar los restos de cansancio en estos, tratando de estirar su cuerpo mientras era atrapado por un par brazos rígidos que lo mantenía en su lugar. El rey dueño de dichos brazos permanecía imperturbado, completamente entregado al mundo de los sueños, aferrado a la orden de su subconsciente de no permitir soltar su agarre de la cintura del príncipe. Taehyung no protestó ni luchó por conseguir su libertad, por el contrario, apoyó su cabeza en el hombro del pelinegro y observó su rostro durante un tiempo, encontrando diversión en la forma en la que este formaba pucheros involuntarios de vez en cuando. En una de esas veces, estiró su brazo para alcanzar con sus dedos la suave piel de los labios abultados, y la acarició con su pulgar, sintiendo el calor en su pecho que solo el monarca era capaz de causar.

Jungkook chasqueó sus labios un par de veces, recobrando la consciencia y atrapando la muñeca del castaño entre sus dedos. Depositando un corto beso en esta, la guio hacia su cintura para hacer que el menor lo abrazara, y giró su cuerpo para quedar cara a cara con su amado.

—Buenos días, amor mío. —Pronunció con voz ronca, apenas empezando a abrir sus ojos por primera vez esa mañana. Taehyung, con el deseo de ayudarlo un poco, con el mismo dígito con el que acarició los labios del pelinegro, dejó caricias a lo largo del párpado algo hinchado. El monarca por fin obtuvo su visión completa, esbozando una sonrisa diminuta, pero lo suficientemente genuina para llegar a sus ojos.

—Buenos días, Jungkook. —El nombrado amplió su sonrisa, escondiendo su rostro en el cuello ajeno para dejar besos húmedos sin segundas intenciones.

—Me encanta que me llames por mi nombre. —Confesó sobre la piel bronceada— Contigo dejo de ser un rey para ser el hombre que permanece a tu merced.

—Está entregando su poder a la ligera, soberano monarca. —Enredó sus dedos entre los cabellos negros, masajeándolo en una demostración de cariño.

Jungkook desenterró su rostro y miró al castaño a los ojos. —¿Cómo puedo ser soberano cuando estoy completamente sometido a tus deseos? —Su miraba saltada de un orbe al otro, hipnotizado por la esencia de aquellos ojos almendrados

Taehyung lo observó tanto como su corazón quiso, moviendo de vez en cuando sus dedos aún enlazados con los suaves cabellos. Sin necesidad de un permiso, atrajo al rey hacia sí, para robar un beso, algo torpe e inseguro, pero lo suficiente para derretir al pelinegro, haciéndole creer que volvía a soñar.

Consumidos en su pequeño mundo, permanecieron un tiempo más envueltos en los brazos del otro. Un toque en la puerta que el monarca reconocía, retumbó en la habitación. Dejó paso libre a la persona al otro lado, ayudando al príncipe a sentarse a su lado.

—Buenos días, Su Majestad, Su Alteza. —Saludó Areum, cargando una bandeja brillante con una sola taza en el centro.

—Areum, has llegado en el momento indicado. —Jungkook terminó de acomodar al castaño, recibiendo la taza que le era ofrecida. Taehyung le ofreció una sonrisa a la dama de compañía, pronto siendo consumido por la curiosidad que le causaba el contenido de la taza.

—Mi príncipe, esta es una infusión que ayudará a que no quedes encinta hasta el momento en el que decidas que sea lo correcto. —Acercó la pieza de porcelana al castaño— No estás obligado a tomarla. La presento como una decisión que puedes tomar libremente.

Observó el líquido por un momento, dudando un poco. Miró a Jungkook para después desviar su mirada a Areum, haciendo una pregunta silenciosa. El rey notó la vacilación, comprendiendo la delicadez del tema. Posó su atención en la dama, otorgando permiso para intervenir como voz de confianza para su amado. Comprendiendo la situación, la mujer no tardó en explicar.

El Rey Doncel | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora