Capítulo 44

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Los días y las semanas pasaban y la paciencia de Taehyung se agotaba. El proyecto que Jungkook le propuso ya había comenzado, por lo que tuvo que viajar a diferentes pueblos y veredas de la provincia para tener encuentros con las mujeres y donceles de estos. A pesar de que consideraba que estaba realizando una buena acción para mejorar la vida de las personas que más lo necesitaban, no podía dejar de sentir que su labor ahí no era más que una distracción para su mente caótica siempre puesta en sus padres y su reino. Se había reprimido bastantes veces el impulso de exigir la visita sin dar lugar a discusiones y más distracciones del rey, más la compañía de su siempre fiel amigo en todos los encuentros lo calmaban un poco y lo guiaban a la reflexión. Ese día sería diferente.

—Lamento mucho no poder ir con usted hoy, príncipe TaeTae. —Se disculpó el rubio con un puchero en sus labios y ojos cristalinos— El doctor Hajoon ha dicho que lo mejor es que descanse para que el resfriado abandone mi cuerpo. Le aseguré que me sentía bien para acompañarlo, pero cuando Yoongi lo escuchó, dio la orden de que no me dejen acercarme a los carruajes hoy. —Suspiró y sorbió un poco de su nariz congestionada.

Taehyung se compadeció del doncel, estirando una mano para acomodar los cabellos claros que se sentían calientes por la alta temperatura su cuerpo. Aunque se sentía mal por el estado de su amigo, la falta de este en el encuentro de ese día le favorecería mucho en lo que había estado planeando en los últimos días.

—No te preocupes, Jiminie. Tu salud debe ser prioridad. —Acomodó las sabanas sobre el otro, ajustándolas en su cuerpo— Le diré que Jungkook que preparé una de las sopas que hace para mí cuando estoy enfermo. Con eso de seguro te sentirás mejor.

—No quiero molestar al rey Jungkook. Yoongi cuidará de mí. —Sonrió convirtiendo sus ojos en pequeñas lunas crecientes. —Es mejor que parta temprano, TaeTae. Así no tendrá que estar por fuera del castillo hasta muy tarde.

Asintió. —Está bien, Jiminie. Te visitaré en la noche para ver cómo te encuentras. —Sentía culpa por no creer sus propias palabras.

—¡Salude a Jung Suri de mi parte! —Gritó con voz ronca cuando el castaño estuvo a punto de cruzar la puerta. Este solo sonrió y asintió para después salir y dirigirse al carruaje rodeado por decenas de hombres uniformados sobre sus caballos.

Jung Suri, una de las mujeres con las que más había interactuado en sus visitas. Se trataba de una activista que luchaba firmemente por los derechos de las mujeres y de los donceles en una sociedad dominada por los hombres. Era la orgullosa madre de una niña y un pequeño doncel sin un padre que los acompañe en sus vidas. Tenía una conexión especial con Jimin, puesto que el rubio pensaba en su propia madre cada vez que veía la determinación de Suri. Por esta razón, ella los acompañaba a cada pueblo junto con sus hijos para organizar las charlas en las comunidades y encontrar las problemáticas más pertinentes.

Atravesando a la gran entrada se encontró con el rey pelinegro esperándolo con una tierna sonrisa. Su imagen estaba tan impecable como siempre, a excepción de su cabello que se encontraba húmedo, evidenciando una ducha reciente.

—¿Ha esperado aquí por mucho tiempo? —Se detuvo justo en frente del monarca, alzando sus ojos provocando que el pelinegro los vea más grandes.

—No, amado mío. —Al menos una media hora— Quería esperar para desearte un buen viaje. —Tomó sus hombros y dejó un beso en su frente— Estaré aquí para darte la bienvenida y recibirte con un gran banquete.

Taehyung casi contrae su rostro con pena. —No trabaje mucho. Recuerde descansar.

—-Reposaré para recibirte con toda disposición. —Subió sus manos a las mejillas regordetas, apretando y acariciando. —Te amo, mi dulce príncipe.

El Rey Doncel | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora