Una semana había pasado desde el almuerzo en los aposentos de los padres Kim. Cada uno se había despedido de Misuk con abrazos cálidos y palabras de consuelo que pudieran acompañarla en su nueva soledad. Taehyung partió con una perspectiva diferente acerca de la matriarca, una imagen de una mujer fuerte que no se desvanece ante ojos malintencionados, pero que siente con la intensidad de su alma dolida. La escena de las mariposas aun merodeando el gran jardín permaneció en su mente, recordando a su tío con cada revoloteo de las alas y el aroma a sandía que el viento le llevaba su olfato.
En el transcurso de los días se encargó de mantener a Jungkook animado. Desde dormir con él cada noche para despertarlo con caricias mañaneras, hasta visitarlo en su despacho cada tarde y sorprenderlo con galletas hechas por él mismo con los bordes un poco quemados. A pesar de que las entregó con algo de pena por ser un intento completamente fallido, el rey no rechistó ni dudo en comer cada una servida en el plato sin hacer comentario alguno del sabor amargo de las partes más oscuras.
Era la mañana de un día domingo y este no sería la excepción para los tratos especiales del príncipe a su amado rey. Taehyung pasó su dedo índice por las cejas azabaches perfectamente perfiladas para después pasearlo por el puente de la prominente nariz y terminar en un barrido delicado por las largas pestañas que descansaban sobre las mejillas pálidas. Jungkook comenzó a mover sus labios formando los mohines inconscientes y arrugando su ceño en señal de estar un poco más cerca de despertar. El castaño jaló el labio inferior del monarca, estirando la piel y revelando el lunar que tanto le gustaba, cediendo al pensamiento de dejar un beso justo encima. El pelinegro soltó un largo suspiro, moviendo sus brazos sobre las sábanas y deslizándolos por el cuerpo del príncipe que descansaba sobre él.
—¿Ha dormido bien? —Acarició los párpados aún cerrados como el monarca ocasionalmente hacía con él.
El rey soltó un quejido ronco, suspirando nuevamente y finalmente abriendo los ojos. Sin contestar, ajustó sus brazos un poco más fuertemente y giró su cuerpo de repente, dejando a Taehyung atrapado debajo de él. Lo inmovilizó acostando su pesado cuerpo sobre el más pequeño, posando su cabeza sobre el pecho de su amado volviendo a cerrar los ojos. El príncipe, invirtiendo todas sus fuerzas para tener algo de movilidad, logró liberar sus brazos, dejándolos sobre la espalda del pelinegro, usando una mano para jugar con los cabellos despeinados.
—Debe despertar, rey Jungkook. —Usó casi todo el oxígeno que quedaba en sus pulmones para decir eso— No podré respirar si permanece sobre mí.
Jungkook notó la lucha de su príncipe para hablar, pero decidió que unos segundos más encima de él no le harían mucho daño.
—Rey, rey, rey, ¿no es algo anticuado? —Se quejó con sus labios pegados al cuello sensible del castaño— Debes encontrar formas más creativas para llamarme, amor mío. —Apoyó su peso sobre sus codos, permitiendo que Taehyung respire adecuadamente antes de ponerse morado.
—¿Creativas? ¿Cómo cuáles? —Sintió que el oxígeno volvía a llegar a su cerebro. Su respiración era algo rápida, como si temiera que fuese cortada nuevamente por los pesados músculos del monarca.
—Mm, hay muchos. Podrías empezar por amado, querido, adorado. —Dejó un beso en su nariz— O si prefieres el romántico francés, podrías elegir mon chéri, no me molestaría. También puedes saltar cada protocolo y formalidad y llamarme tu esposo, como más te guste.
Taehyung alzó una de sus cejas. —¿Esposo? ¿Se considera merecedor de ese título? —Preguntó burlón jugando con los cabellos más cortos del pelinegro en su cuello.
Jungkook encogió sus hombros, desviando sus ojos a los labios contrarios y robando un beso lento y profundo, lo suficientemente intenso para dejar al castaño sin aliento y sin oportunidad de agregar algo más.
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El Rey Doncel | Kookv
Romance"Me parece que no he escuchado tu voz en toda la noche." Su mirada bajó posando su atención en los labios en forma de corazón del castaño durante un milisegundo. "Mis palabras están reservadas para aquellos que sean merecedores de recibirlas." Dijo...