Taehyung había perdido la cuenta de las veces que se había encontrado en un carruaje en ese mes. Se cuerpo se balanceaba de un lado a otro debido al camino rocoso que los guiaba al hogar de los que alguna vez fueron los reyes de Busan. Era la mañana del día siguiente a la llegada de Namjoon junto con el anuncio impactante del fallecimiento de Hyunki. Con el sol recién saliendo en el horizonte, los carruajes y la guardia del castillo fueron solicitados para iniciar el viaje hacia el funeral de dicho hombre. El príncipe se encontraba en un estado algo deambulante entre la sorpresa y la tristeza inmensa; por primera vez no había sido consolado por el rey pelinegro siempre fuerte y arrullado entre sus brazos, aquella noche con las palabras detonantes aun flotando en el denso ambiente, el monarca se derrumbó en su agarre, soltando todo lo que no se permitía demostrar más allá de las cuatro paredes de su privacidad. El castaño lo sostuvo durante la duración de la oscuridad más abrumante, brindando consuelo y promesas llenas de un amor puro para calmar el agonizante pecho del rey.
A poco tiempo de llegar a los aposentos de los Kim, Taehyung y Jungkook se encontraban en una posición algo incómoda a ojos ajenos. El pelinegro tenía doblado su cuerpo para alcanzar a reposar su cabeza en el cálido pecho del castaño, dejando que este lo sostuviera y brindara caricias calmantes en sus despeinados cabellos. El príncipe por su parte recibía gran parte del peso del monarca sobre su parte superior, reprimiendo cualquier queja para permitir que Jungkook pudiera dejar descansar su corazón dolido.
—Mi príncipe más amado, lamento que me tengas de ver de esta forma cuando debo ser alguien fuerte capaz de protegerte. —Soltó con su rostro casi escondido en las ropas oscuras del castaño. El sonido del sorber de su nariz fue suficiente para tocar la cuerda más sensible del corazón de Taehyung.
—No hay razón alguna para pedir perdón. El soltar de sus sentimientos es la prueba más grande de fortaleza que puede demostrar. Unas lágrimas valientes no cambiará la imagen que tengo sobre usted; el guerrero con el más grande honor de la nación. —Aunque le costara un poco expresarse, el estado del hombre al que amaba le dejaba inquieto, forzándolo de la forma más natural a brindarle sus palabras más profundas. Inclinó su cabeza para apoyarla sobre la del monarca, dejando un beso en su cuello y arropándolo en sus brazos con más fuerza, tal como este lo había hecho con él tantas veces antes.
—Tu compañía es la fuerza más grande que puedo tener. —Puso sus manos sobre las del castaño, dando apretones de vez en cuando.
En su interior deseó que pudiera ofrecer esa compañía con un significado más duradero, más eterno. A pesar de alguna vez haber repudiado la idea de estar casado con un hombre tan poderoso, en ese instante lo único que anhelaba era entregar su alma y cuerpo a aquel rey de ojos brillantes por el resto de sus días.
El balanceo del carruaje se detuvo, anunciando la llegada al palacio menor. Con un último suspiro melancólico, Jungkook se enderezó, arreglando un poco sus ropas y abriendo la puerta para ofrecer su mano en ayuda al príncipe para poder bajar. Caminaron mano a mano, cruzando la entrada donde eran recibidos con las profundas reverencias de los centinelas y algunos sirvientes hasta llegar al alto arco que les daba paso a la sala principal donde se encontraban los que rendirían juntos a ellos la despedida final de Kim Hyunki. Namjoon, quien llegó junto a ellos, buscó con la mirada a su prometida quien se encargó de llegar antes para brindar compañía a Misuk, encontrándola con dicha mujer acomodando las flores junto al ataúd del difunto rey.
Taehyung dio un apretón a la mano de Jungkook, adelantándose a caminar hacia ellas. Mientras el castaño mantenía su mirada fija en la ahora viuda moviéndose con su característica elegancia, el pelinegro paseaba sus ojos por cada presente, buscando señales de los males que tanto quisieron evitar al esconder la enfermedad de Hyunki. Tres pares de ojos despiadados lo saludaron pertenecientes a los reyes del norte, Oh Kwangsun, Moon Seongsu y Lim Shiu. Dichos hombres reinaban las provincias de Gangwondo, Cheongju y Daejeon, que juntas completaban la otra mitad de la nación, trabajando en conjunto para lograr una potencia casi parecida a la de la provincia de Busan. Su presencia representaba un hecho que había esperado no sucediera en ningún momento del futuro cercano, más que ahora se sentía cada vez más cerca.
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El Rey Doncel | Kookv
Romance"Me parece que no he escuchado tu voz en toda la noche." Su mirada bajó posando su atención en los labios en forma de corazón del castaño durante un milisegundo. "Mis palabras están reservadas para aquellos que sean merecedores de recibirlas." Dijo...