Capítulo 50

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—Oh, querido mío. —Fue estrujado entre un par de brazos tan familiares para él que lo hacían sentir nostálgico. —No sabes cuánta felicidad me trae verte de nuevo. Estás completamente espléndido.

La reina Kim Ryujin mantuvo su característica elegancia y compostura saludando a su único hijo después de numerosos meses alejada de él. Sin embargo, sus ojos almendrados ocultaban el dolor de una madre desesperada en preocupación y ansiosa por mantener al fruto de vientre en sus brazos más tiempo de lo que se consideraba apropiado para una reina recatada. Taehyung no hizo movimiento alguno para acabar con aquella demostración de afecto, reconfortándose en el aroma de su madre y luchando contra el nudo en su garganta y el temblar de sus labios.

Taeyang, comprendiendo la situación de sus dos seres más amados, desvió la atención a los demás visitantes, dibujando una sonrisa amable en su rostro y dirigiéndose al monarca que había mantenido a su familia entera a salvo.

—Rey Jungkook. Es siempre un placer darle la bienvenida al castillo. —Estiró su brazo para estrechar la mano del pelinegro. —Espero que su estadía sea afable.

El menor dio un apretón firme al que pronto sería su padre político, compartiendo una mirada sapiente sin parecer descortés ante ojos ignorantes. —El placer es mío, rey Kim. Le agradezco la cálida acogida con tan poco tiempo de anticipación.

Jungkook dirigió su mirada a su príncipe, viendo que este se encontraba observando su interacción con ojos curiosos. Puso cierta distancia entre él y el otro rey para permitir un saludo apropiado, inclinando su cabeza para permitir la interrupción. Solo eso bastó para que el castaño se lanzara a los brazos de Taeyang, escondiendo su rostro en el cuello de uno de los hombres más importantes de su vida.

—Papá. —Su voz sonó apaciguada por la piel del mayor. —Te extrañé mucho. —Su voz tambaleaba, cargada de sentimientos imposibles de procesar en un solo instante.

—Tae. —Se limitó a pronunciar, simplemente disfrutando de la presencia de su hijo y el alivio que representaba tenerlo ahí presente, al simple alcance de sus brazos. De repente el amargo pasar de los meses se esfumó y fue reemplazado por el resplandor que el castaño traía consigo.

La mujer se recompuso en un abrir y cerrar de ojos, arreglando arrugas inexistentes de su vestido y eliminando rastros de vulnerabilidad de su rostro para saludar al cortejante de su hijo.

—Rey Jungkook, me disculpo por no reconocer su presencia antes. —Se inclinó tanto como su apretado corsé se lo permitió. —Agradezco enormemente que haya traído a mi hijo y junto a él su presencia. —Con adecuado protocolo ofreció su mano para ser besada por el poderoso monarca, siendo aceptada sin un segundo de duda.
—No tiene por qué agradecer. La felicidad del príncipe es mi prioridad. —Sus ojos permanecían con una dureza indubitable, más su delicadeza para seguir el protocolo mantenía su estancia diplomática.

Con los abrazos ya acabados, Taehyung tomó lugar junto a sus padres para dar vista a los siguientes tres presentes. Notó la figura nerviosa de Jimin, jugando con las mangas de su traje y sus orbes saltando de un rostro en otro esperando el momento apropiado para hablar.

—Park Jimin, tan impecable como siempre. —Comenzó Taeyang. —Tu presencia también ha sido extrañada en el castillo. —Su imponente voz sirvió como una campana recordatoria para el rubio de todos los años que sirvió en Daegu, automáticamente realizando dos reverencias correspondientes para ambos reyes.

—Hari espera por ti en el salón. —Los ojos de Jimin brillaron en cuanto escuchó el nombre de su madre, incorporándose con una sonrisa esperanzada e inmediatamente volteando su atención al de ojos felinos que permanecía en silencio unos pasos más atrás.

El Rey Doncel | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora