Capítulo 20

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Esa mañana, Jimin y Areum entraron muy temprano a su habitación para despertarlo y preparar su desayuno en el balcón, ambos enviados por el rey bajo la información de una importante sorpresa para el príncipe. El castaño despertó algo confundido, pero siguió las gentiles órdenes de ambos donceles para entrar al baño y hacer su rutina de limpieza completa antes de comer lo que le habían llevado.

Algo consumido en el sueño que lo hacía querer volver a la gran cama a dormir, Taehyung comió observando el enorme jardín. Desde la altura de la segunda planta y la ubicación del balcón no alcanzaba a ver la parte que fue regalada a él por el rey, en cambio, tenía una vista perfecta hacia el extenso recorrido de los caminos hechos con arbustos y la fuente donde dieron su primer beso. Más allá de todo eso, solo podía ver el denso bosque que en algún punto del horizonte se convertía en una fina línea.

Parados al lado del príncipe, el doncel y la dama intercambiaban miradas sonrientes, más emocionados por la sorpresa que tenía el pelinegro que el propio castaño. Ambos respingaron sus posturas cuando la puerta fue tocada y la voz del rey sonó algo amortiguada por la madera. Los acompañantes se apresuraron por acomodar los platos y limpiar el rostro de Taehyung, asegurándose de que no quedara ni una sola migaja y estuviera tan presentable como fuese posible. Jimin, con más confianza con el príncipe, lo tomó por los hombros para hacerlo levantarse la silla y lo empujó débilmente todo el camino hasta la puerta. El castaño lo miraba con confusión sin poder formular palabras, notando la amplia sonrisa en el rostro del rubio. Con un último empujón, el doncel acomodó algunos de sus cabellos y lo dejó solo frente a la puerta para saludar al hombre que lo esperaba al otro lado.

Pensando un segundo en la actitud de su amigo, tomó el pomo y abrió lo que lo separaba del pelinegro. Reveló a un hombre con una sonrisa ladina, vestido para impresionar con el detalle de haber dejado su cabello caer por su frente, dándole un aspecto algo más juvenil y juguetón.

—¿Listo, mi querido príncipe? —Ofreció su brazo para que caminaran juntos.

El castaño lo tomó ofreciéndole una sonrisa y robando un fugaz beso en su mejilla. —Listo. —Causó la risa del rey, quien puso su mano sobre la de Taehyung que reposaba sobre su brazo.

Bajaron a la primera planta sin decir palabra alguna, el príncipe reconociendo el camino como el que se toma para llegar a su adorado jardín, su pecho tamborileó con intriga por lo que el rey quería mostrarle. Si se tomó la molesta de dejarle el aviso en la noche, y sus acompañantes se comportaban tan entusiasmados, se esperó algo grande.

Con Jungkook apretando su mano de vez en cuando, atravesaron el camino de arbustos que tanto conocía, pasando por sus flores y rodeando el kiosco. Se desviaron a mano izquierda, tomando un sendero que no reconocía y que ciertamente no había visto desde su balcón. Unos metros más adelante, una construcción de dos pisos se levantaba frente a ellos. Tenía apariencia de ser una casa pequeña con altos ventanales en el frente que a pesar de ser de vidrio, no permitían ver el interior. Las paredes eran completamente circulares hechas con una combinación de columnas en piedra blanca y una hermosa madera Cambara.

Puso sus ojos sobre los del pelinegro. —¿Por qué me trajo a ver una casa? —Cuestionó frunciendo el ceño confundido.

Jungkook soltó una risa corta. —Es para ti. —Dijo simplemente.

—¿Es esto un mensaje de que me está echando de su castillo? —Arrugó más el entrecejo, ofreciéndole una mirada amarga al rey.

El pelinegro rio más. —Ni en un milenio tendría la valentía de siquiera decir que el castillo es más mío que tuyo. —Acercó su mano para separar los labios del castaño, quitando el mohín que se empezaba a formar— No es una casa, —empezó a explicar— es tu nuevo despacho.

El Rey Doncel | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora