Capítulo 29

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Con los eventos sucedidos la noche anterior, un mensaje había sido enviado de manera clara y explicita: nadie podía poner una sola mano sobre el príncipe de Daegu consorte del rey. Es por esa misma razón que una cierta anciana parecía dudar en cada uno de los movimientos que hacía junto a dicho príncipe para conservar los pocos años de vida consciente que le quedaban. Siendo la mañana del 25 de marzo, Taehyung, en cuanto estuvo ante la presencia del rey, le pidió que enviara a sus soldados a buscar a Heeyoung; no solo quería recuperar la vida espléndida de sus amadas flores, sino que disfrutaba el aura tranquila que tenía la anciana, por lo que se permitió ser caprichoso ese día y con ojos grandes e iluminados pidió al pelinegro tal cosa.

El festival de primavera había terminado sin más eventualidades, lo más sorprendente siendo ver a la nueva pareja sosteniendo la mano del otro durante las caminatas. El rubio irradió felicidad el resto de la noche mientras que el consejero permanecía apacible, pero con una vibra a gusto, casi contenta. Sin querer verse atrapados entre la multitud de gente queriendo abandonar el campo, decidieron partir más bien temprano, disfrutando la brisa del anochecer a través de las ventanas de los carruajes.

Taehyung ya había desayunado y con un beso había dado los buenos días al rey con un humor más esperanzado. Ahora, se encontraba caminando al rededor de su mini campo de flores con Heeyoung a su lado, meditando el estado de los tallos y pétalos y hablando sobre cosas triviales.

—Joven Taehyung, sus flores solo necesitan algo de hidratación. —Comentó poniendo toda su atención en los pétalos opacos casi marchitos— Puede que sea la primavera, pero es importante que mantenga un cuidado impecable para que el jardín mantenga su color vibrante.

El castaño asentía atentamente con cada palabra que la anciana decía. —Cada flor es regada dependiendo de su necesidad. Ningún hábito ha sido cambiado y la tierra se mantiene siempre fértil. ¿Hay algún otro motivo por el que estén así?

Heeyoung se distrajo un momento cuando notó desde el rabillo del ojo una sombra moverse. Dedicó una mirada rápida notando al joven apuesto y alto que los había estado acompañando en el recorrido desde que llegó. Le parecía una lástima que alguien tan atractivo mantuviera una expresión tan sería todo el tiempo, llegaría a viejo con un rostro amargo.

El príncipe también notó el repentino cambio de lugar del teniente, extrañándose y sintiéndose observado. —Teniente Bogum, no es necesario que permanezca en vigilancia. Con los centinelas a cargo del jardín es suficiente para mi cuidado. —Intentó hacer que el hombre les brindara un poco más de privacidad, recibiendo una respuesta negativa.

—Cuidarlo durante la visita en el castillo es una orden directa del rey Jungkook. —Dijo sin añadir más, haciéndole entender a Taehyung que no había nada que pudiera hacer para quedar solo con Heeyoung

El mencionado pelinegro se encontraba en uno de los pasillos cerca a la habitación del príncipe husmeando desde una de las ventanas que apuntaban directamente hacia el jardín. Su miraba estaba fija en la figura del castaño, desviándola ocasionalmente hacia la visitante atento a que no hiciera nada para potencialmente lastimar a su amado. Se mordía la lengua y asentaba sus pies más en el suelo para suprimir el impulso de bajar y hacer él mismo el trabajo que había asignado al teniente. Refunfuñó un poco con la comezón en sus dedos y quedándose a mirar unos segundos más para saciar su pecho.

—Sería bueno si implementas una rutina de regado ligero con agua, azúcar y un poco de vinagre blanco. —Aconsejó Heeyoung terminando el recorrido al rededor de las flores— Si el olor del vinagre no es de su agrado, puede usar unas gotitas de limón. Los pétalos recobrarán la vida en un instante.

Los ojos de Taehyung se iluminaron con la nueva información, esperanzado de que sus flores se recuperen en los próximos días. Le entristecía ver un jardín apagado en plena primavera.

El Rey Doncel | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora