Capítulo 26

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Despertar acurrucado entre los brazos de un hombre es algo que dos meses atrás hubiera encontrado completamente fuera de lugar e imposible, pero ahí estaba, maravillándose con el calor del cuerpo ajeno y acariciando el cuello del rey con la punta de su nariz en medio del disfrutar del aroma natural de la piel. El malestar de su cuerpo había disminuido más rápido de lo que pensó, por lo que su nivel de comodidad en ese momento no podía ser comparada con nada más.

Tenía un par de fuertes brazos manteniéndolo en su lugar, la camisa de pijama lo suficientemente suelta para dejar a la vista los tatuajes del pelinegro por el desliz de la tela. Se removió en un intento de levantar su torso, apoyando sus manos a cada lado de los hombros de rey y tomando impulso. Al tener la perfecta vista del rostro del hombre bajo a él, notó el par de ojos brillantes mirándolo con lo que parecía ser todo el esplendor de todas las estrellas del cielo nocturno.

—¿Por qué paraste? Casi vuelvo a dormir con las caricias de tu nariz. —Cuestionó con una sonrisa diminuta y ojos hinchados, ajustando el agarre en la cintura del castaño con la adición de las caricias de sus pulgares en la espalda.

—No sabía que estaba despierto. —En su interior no decidía si lo decía como una queja o una excusa, pero su sorpresa fue la misma.

—Eso es irrelevante. —Dijo antes tomar el peso del castaño entre sus manos y subirlo un poco más aún encima de su cuerpo para tener acceso fácil a su cuello, donde empezó a olfatear sin vergüenza alguna y dejar uno que otro beso, provocando cosquillas en el otro.

Taehyung comenzó a reír intentando separarse a toda costa de Jungkook para evadir las cosquillas en su piel, fallando por la poca fuerza que tenía tan temprano en la mañana. —Deténgase, no me gustan las cosquillas. —Pronunció como pudo entre risas.

—Debes pagar una cierta cantidad para que me detenga, de lo contrario me temo que deberé seguir. —Le brindó unos segundos de paz mientras hablaba, pero el pequeño ataque recomenzó apenas terminó.

—¿Qué cantidad? —El oxígeno en sus pulmones se acababa y sus risas se convertían poco a poco en jadeos por el cansancio en su abdomen.

—La única divisa que acepto en este momento debe ser transferida mediante tus labios por un tiempo indefinido.

Rendido y a punto de desmayarse por su imposibilidad de respirar correctamente, se levantó de golpe y detuvo el ataque con el beso que exigía el rey; de esa forma podría tener un poquito más de oxígeno en su cuerpo. Su intención era tener un beso tierno y lento, pero Jungkook pronto cambió todo el curso, intensificando los movimientos de sus labios y mordiendo los belfos rojizos del príncipe de vez en cuando. Los brazos a su alrededor lo apretaron un poco demasiado, siendo capaz de sentir cada músculo del torso del pelinegro. Se sentía verdaderamente avergonzado en su interior por la posición tan escandalosa en la que estaba; en su cama sobre el cuerpo de un hombre que no es su esposo. Pero si era sincero consigo mismo, no tenía la voluntad de terminar aquella demostración sin tener un conflicto de intereses con su subconsciente.

Su mente se empezaba a nublar, cayendo ante las ágiles manos del pelinegro moviéndose de arriba a abajo sobre su espalda no atreviéndose a ir más allá de lo que tenía permitido. El rey halaba y mordisqueaba los labios del príncipe, perdiéndose en la satisfacción de poder saborearlos y negándose a separarse por más que su cuerpo le pedía una bocanada de aire apropiada. En el momento en el que el castaño subió las manos a su cabello y empezó a jalarlos con fuerza, supo que el otro estaba en el mismo estado que él, debatiendo qué tan lejos se permitirían ir. Sin embargo, dentro de sus anhelos se encontraba una demostración de amor dentro de lo que él consideraba que era digno para alguien tan preciado como su príncipe, por lo que usando toda su fuerza de voluntad, terminó aquel beso acalorado.

El Rey Doncel | KookvDonde viven las historias. Descúbrelo ahora