Capítulo Treinta y seis

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Tal y como Emi le había prometido, el viaje hasta Manchester había sido de menos de dos horas y para cuando llegaron al restaurante donde se encontrarían con sus amigos, no eran todavía las ocho de la noche. Le resultaba extraño salir a cenar tan temprano, pero seguro podía acostumbrarse a los horarios distintos, no debía ser algo tan trascendental.

Bajó del auto y dio un rodeo para seguir a Emi hasta el restaurante; el arquero le pasó un brazo por los hombros y ella le rodeo la cintura, buscando el calor corporal que el gigante le proporcionaba. Ese era uno de los aspectos que Poly no había tenido en cuenta y que adoraba de Emiliano, el arquero tenía una temperatura corporal más alta que ella y siempre actuaba como una estufa para ella, aunque en verano quizás no fuera tanto una ventaja sino más bien un martirio.

—Finalmente vas a conocer a Camila —Comentó Poly, levantando la cabeza para poder mirarlo. Él le sonreía desde arriba.

Y como si mencionarla la hubiese invocado, el chillido de Camila desde la mesa que ocupaban les llamó la atención. La rubia se levantó de la silla emocionada, esperando que la pareja se acercara a ellos, intentando no llamar demasiado la atención. Poly deshizo el abrazo con su novio para correr a los brazos de su mejor amigo, que se había puesto de pie también y la esperaba con los brazos abiertos y una enorme sonrisa plantada en el rostro.

—Te extrañé —Susurró ella con el rostro oculto en su cuello. El chico la abrazó con fuerza, apretándola contra su cuerpo, logrando quitarle el aire.

—A mí ni me saludas —se quejó Camila, cruzándose de brazos.

—Callate tarada, a vos te vi hace dos días —se defendió ella, separándose a regañadientes de su mejor amigo para abrazar rápidamente a la rubia— Bueno, Emi ella es Cami, mi mejor amiga...

Emiliano le dedicó una media sonrisa a la rubia y se inclinó para darle un beso en la mejilla, aunque ella fue por más y lo rodeó con los brazos estrechándolo amistosamente.

—Me presento, el grandote que la va a partir al medio —Le dijo, señalando al mismo tiempo a Poly.

Por un momento sus tres acompañantes mostraron confusión, hasta que Camila se puso roja como un tomate al recordar aquel comentario que le había hecho una vez por videollamada, comentario que al parecer el arquero había escuchado; Poly, por su parte, estaba intentando no descostillarse de risa ante la cara de vergüenza de su mejor amiga y Julián seguía sin entender una mierda y eso también le causaba mucha gracia.

—¿Nos sentamos? —Preguntó Emiliano al ver que la chica no le respondía nada— No te preocupes, me pareció un comentario bastante acertado.

—¡Emiliano! —Exclamó Poly, dándole un golpe con la palma de la mano en el hombro con falso enfado.

—Demasiada información, me sangran los oídos —Intervino la araña, saludando a su amigo y compañero de equipo—¿Viajaron bien?

—Si, fue un viaje tranquilo, aunque me da terror porque siento que todo el tiempo estamos yendo al revés —comentó Poly, se quitó el abrigo y lo colgó en el respaldo de la silla antes de sentarse— casi me da un infarto tres o cuatro veces antes de llegar

—¡Andá exagerada! —exclamó Emiliano, tomando asiento luego de que todos se sentaran.

Después de unos minutos en los que la charla se centró en lo feliz que estaba el arquero por el viaje sorpresa de su novia y lo feliz que estaba Julián de ver tanto a su novia como a su mejor amiga, el grupo ordenó la comida y divagaron durante un rato sobre la experiencia que había sido para las chicas viajar por primera vez a Inglaterra.

Dibujando estrellas - Emiliano Dibu MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora