Capítulo Cincuenta y Cinco

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El momento de tener aquella tan ansiada conversación estaba más cerca de lo que Emiliano sospechaba, aunque esa mañana cuando se levantó no tenía ni idea de que estaba por suceder.

Gracias a que Leandro Paredes estaba de visita en Inglaterra, Julián había decidido organizar un asado en su casa, invitando a todos los pibes Scaloneta a pasar una tarde cargada de joda y risas como sólo ellos sabían organizar.

El primer instinto de Emiliano había sido declinar la invitación, como venía haciendo los últimos meses cada vez que se juntaban, pero Leandro había sido muy claro con él la otra tarde, y terminó por aceptar. Sabía que Paula iba a estar allí, era la mejor amiga de Julián y Camila, además adoraba a Leandro como a un hermano, las posibilidades de que ella se perdiera esa juntada eran nulas.

Estaba dispuesto a tener esa charla si el momento apropiado se daba, se sentía preparado y de buen humor, incluso los últimos días había dejado de postear en redes sociales, para evitar seguir echando leña a un fuego que era preciso apagar cuanto antes. Pero todo su buen humor y sus buenas intenciones se esfumaron en cuanto dio un paso dentro de la casa de Julian y Camila.

Paula estaba allí, sentada en la mesada de la cocina, con sus brazos y piernas enredados en el cuerpo de Mount, riéndose de algo que el morocho había dicho. El primer instinto de Emiliano fue salir corriendo, dar media vuelta y marcharse por donde había venido sin que nadie se diera cuenta de su presencia; pero quizás como un hada madrina del deporte, Leandro adivinó sus intenciones y se apresuró a abrazarlo y darle palmadas en la espalda a modo de bienvenida.

— ¡Dibu, monstruo! —Exclamó mientras le golpeaba la espalda en un gesto amistoso— ¡Que bueno verte hermano!

— ¿Qué hacés, Lean? —Preguntó Emiliano, un poco confundido con la actitud del ojiceleste. Al parecer, fingirían demencia y harían de cuenta que no se habían visto la tarde anterior.

El arquero hizo su mayor esfuerzo por esbozar una sonrisa mientras saludaba al resto de los chicos que ya habían llegado; de reojo pudo ver como Paula se apartaba de Mason un poco y evitaba por todos los medios hacer contacto visual con él.

— ¿Dónde dejo el vinito? —Preguntó, moviendo con energía la botella que tenía en la mano.

— En la cocina está bien —Le dijo Camila, sonriéndole de una forma malévola.

Emiliano sacudió el pensamiento fugaz de que la mejor amiga de su exnovia estaba tramando algo y le devolvió la sonrisa. Se tomó un momento para quitarse la campera y la dejó colgada en el perchero de la entrada antes de dar media vuelta y poner marcha a la cocina.

A pesar de intentar no hacer contacto visual con ella, podía ver que Paula se movía nerviosa en la mesada, sentándose sobre sus manos y encogiéndose sobre sí misma, mientras Mason le hablaba de algo que parecía no estar escuchando. El arquero no lo había planeado, pero vio la oportunidad y simplemente la tomó: Sin siquiera pedir permiso, se interpuso entre la pareja, dándole la espalda a Mason, buscando la mirada de Paula.

— Perdón, permiso —Dijo, mordiéndose el labio mientras se movía delante de ella para dejar el vino sobre la encimera justo al lado de ella— ¿Cómo estás, Poly?

Se inclinó sobre ella, para besarla en la mejilla. Paula le devolvió el saludo por lo bajo, claramente haciendo un esfuerzo sobrehumano para evitar mirarlo a los ojos. Emiliano sintió un golpeteo en el hombro, al mismo tiempo que Mason se aclaraba la garganta.

— Excuse me? —El morocho intentó llamar la atención de Emiliano, que se giró risueño, con expresión de desenfado.

— Oh sorry man —Le contestó, encogiéndose de hombros— I didn't see you there.

Dibujando estrellas - Emiliano Dibu MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora