Capítulo Treinta y siete

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Habían vuelto a Birmingham a eso de las dos de la mañana, después de pasar una noche excelente con sus amigos, Poly estaba más que feliz y eso era lo único que había motivado a Emiliano a levantarse al otro día antes del mediodía. El Aston Villa jugaba esa tarde contra Everton y el equipo necesitaba con urgencia una victoria. Los últimos dos partidos, contra Manchester city y Arsenal habían sido un desastre y Emiliano se sentía plenamente responsable.

Admitía sus errores, pero lo que más le dolía era la crítica tan severa que había estado recibiendo la última semana. No había querido decirle nada a Paula, pero estaba considerando muy fuerte retirarse antes de tiempo. Después de haber ganado la copa del mundo sentía que todas las miradas siempre estaban puestas sobre él y la presión era demasiada; todavía tenía ganas de seguir compitiendo, de ganar la champions, de sumar torneos a su trayectoria, pero la forma en la que se sentía tratado últimamente no lo tenían bien.

Estaba en los vestuarios pensando en todo aquello y en que seguramente la fisioterapeuta ya se había acomodado en el palco para verlo jugar. Tenerla allí le aliviaba un poco la presión, de alguna manera le hacía sentir seguro, era territorio conocido para él que Poly estuviese en las gradas alentándolo.

Salió a la cancha para el precalentamiento y la buscó con la mirada. La morocha estaba con la camiseta que él había usado en el partido contra países bajos, que en algún momento había logrado robarle, como un recuerdo de aquella vez que se dejaron llevar completamente por sus deseos; él no se había sentido capaz de pedirle que se la devolviera. Le lanzó un beso hacia las gradas que ella le devolvió con una sonrisa y fue todo lo que necesitó para centrar su mente en la cancha.

...

Paula se consideraba una entendida en la materia, aunque no experta. Venía siguiendo al Aston Villa desde que se había puesto de novia con Emiliano y a pesar de que habían sido apenas unos siete u ocho partidos como máximo, la morocha había llegado a la conclusión de que muchas veces el arquero jugaba sólo. Los últimos partidos habían sido realmente para el olvido y sabía que Emiliano estaba intentando no mostrarse preocupado frente a ella, pero no era tonta y lo conocía perfectamente como para saber que se culpaba de todo, de los errores propios y de los del resto del equipo también.

Por suerte esa tarde el equipo estaba bastante despierto y habían podido defender muy bien el arco, logrando que llegaran muy pocos remates que Emiliano había podido bloquear sin problema. Desafortunadamente el partido había terminado cero a cero por que los delanteros no habían podido marcar un gol.

A pesar de eso, Poly estaba orgullosa de su novio; siempre lo estaba, ganara o perdiera el equipo, le convirtieran o no goles, él siempre daba lo mejor de sí. Antes de volver a casa, Poly lo esperó en la cafetería del club y cuando él apareció llegó acompañado del director técnico, que le estaba diciendo algo.

—Muy bien Martínez, así es como debes rendir siempre —Había podido escuchar la morocha, lo que le hizo fruncir los labios.

Arquero y DT se acercaron a la mesa donde ella se había acomodado y disfrutaba de un café bien negro. Se puso de pie para saludar al hombre después de que Emiliano los presentara; el director técnico del Aston Villa le besó dos veces la mejilla, presentándose.

—Me alegra conocerte —Dijo, en un tono mucho más amigable que el que había usado momentos antes con su jugador— Emiliano no deja de hablar de ti.

—Espero que cosas buenas —bromeó ella, dedicándole una sonrisa.

—Por supuesto —sonrió el hombre— bueno, los dejo, que tengo cosas que hacer —volvió a besar la mejilla de Poly y estrechó la mano del arquero— Nos vemos el lunes, nuevamente un placer.

Dibujando estrellas - Emiliano Dibu MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora