Capítulo Sesenta

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Poly se incorporó lentamente de la cama, sintiendo la frescura de la habitación en su piel mientras buscaba su ropa dispersa por el suelo. Emiliano la observó todavía recostado con los brazos detrás de la nuca, con una mezcla de satisfacción y tristeza en sus ojos. Habían pasado dos semanas desde los amistosos de la selección y ellos se habían visto todos los días desde entonces, pero siempre que terminaban de coger, Paula se marchaba inmediatamente.

— ¿Es realmente necesario que te vayas ahora? —Preguntó el arquero, su voz aun ronca por el reciente esfuerzo.

La morocha se detuvo un momento, con una media sonrisa en los labios mientras se abrochaba el corpiño.

— Ya lo hablamos, Emi —dijo, sin mirarlo directamente— Prefiero que mantengamos las cosas lo más casual posible —Explicó— como novios no funcionamos, pero es obvio que la atracción entre nosotros es inevitable...

Emiliano suspiró, sintiendo una punzada en el pecho. Sabía que Poly necesitaba tiempo para procesar lo que sucedía entre ellos, para analizar si estaba lista para darle una nueva oportunidad a su relación, lo entendía perfectamente, pero al mismo tiempo, que ella lo usara casi como a un gigoló le dolía. No pretendía retomar la relación en donde la habían dejado, sólo que ella se quedara un poco más a su lado luego de acabar.

— Si ya me lo dijiste muchas veces —respondió, aunque su tono de voz no le salió tan risueño como intentaba sonar

— Gracias por entender.

Paula le sonrió y se acercó a él, inclinándose para darle un suave beso en los labios. Después se incorporó para terminar de vestirse.

Unos minutos después, Emiliano se calzó un bóxer y unos shorts deportivos para acompañarla hasta la puerta de su casa, sus manos entrelazadas durante todo el trayecto jugaban con las emociones de Emiliano, que recorrió el camino desde la habitación hasta la puerta de entrada en completo silencio. Al llegar a la puerta, se volvieron a mirar, y el arquero sintió una oleada de emociones que luchaban por salir. No quería presionarla y volver a foja cero, pero tampoco se sentía cómodo con aquel arreglo que en realidad había sido bastante unilateral.

—Cuidate, Poly —Le dijo finalmente, tratando de mantener una sonrisa.

— Vos también, Emi —Respondió ella, poniéndose en puntitas de pie le dejó un rápido beso en los labios.

— Avísame cuando llegues —atinó a decir el arquero mientras la miraba marchar rápidamente hasta su pequeño auto.

La fisioterapeuta le sonrió una ultima vez antes de subir al vehículo y Emiliano cerró por fin la puerta, permitiéndose descomponer la sonrisa que había mantenido hasta el momento; por un momento se quedó inmóvil en la entrada de su hogar, escuchando el eco de sus propios pensamientos y las ruedas del auto de Poly alejarse por la entrada empedrada. Momentos después, soltando un suspiro cansado, se dirigió al baño.

El agua caliente de la ducha no lograba borrar la sensación de vacío que sentía en su pecho. Cerró los ojos, dejando que el agua cayera sobre su cabeza, imaginando lo diferente que sería si nunca hubiese dejado ir a Paula de su lado. Todavía estarían acurrucados en la cama, disfrutando de la tranquilidad de la tarde.

Mientras el vapor llenaba el cuarto de baño, Emiliano se dijo a si mismo que tenía que ser paciente, en el fondo, esa actitud fría y distante de Poly no era más que una forma de proteger su corazón. Sabía que la fisioterapeuta necesitaba tiempo y espacio, y aunque le costara, estaba dispuesto a esperar, estaba dispuesto a esperarla siempre. Porque al final del día, el amor que le tenía era más fuerte que cualquier cosa y aunque hubiese tardado en darse cuenta, era algo que no se iba a olvidar jamás.

Dibujando estrellas - Emiliano Dibu MartinezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora