Comer caramelos siempre había sido una obsesión para Chu Wanning.
De esa información su esposo siempre fue consciente, incluso sabía que cuando su baobei era pequeño, había sufrido de caries por comer tantas golosinas, así que cuando tenía oportunidad de consentir a su precioso Wanning, solía comprar uno que otro caramelo esperando no causar ningún tipo de daño en la salud del mayor, tanto por salud estomacal como por salud dental.
Sin embargo, Chu Wanning siempre se había caracterizado por preocuparse muy poco por sí mismo, a veces incluso si sabía que podía ayudar a otros aún si eso le afectaba, preferiría ayudar.
Por esa razón, Chu Wanning terminó con caries en los dientes en una ocasión en la que un Halloween viajaron a Estados Unidos por esas fechas y terminaron con una gran bolsa de dulces.
Al principio Mo Ran no le tomó mucha importancia porque creía que su esposo no abusaría de los caramelos, sin embargo, al segundo día después de regresar a casa, y ver la bolsa de dulces a la mitad, su estado de alerta se despertó un poco.
Como todo el sobreprotector que era, decidió esconder la bolsa lejos de su hombre, pero, quién hubiera imaginado que un adulto serio y recto como Chu Wanning podía terminar haciendo berrinche por sus dulces e incluso robando estos durante la noche tras encontrar el escondite de Mo Ran y dejando su berrinche esperando que el Husky no se diera cuenta de que lo había encontrado.
Fue así que Chu Wanning volvió a terminar con caries.
El problema radicaba en que ya no era un niño y ya no le saldrían nuevos dientes, y como era orgulloso decidió esconder su estado empeorando las caries hasta que Mo Ran se dio cuenta de eso porque ya no encontraba menos cantidad de dulces en las bolsas que habían traído de su viaje, y después de interrogar al travieso gatito blanco, este confesó su malestar en sus dientes.
Mo Ran lo llevó al dentista en cuanto lo supo, llamando su atención por robar todos esos dulces, y peor aún, esconder algo tan grave. Realmente sus dientes se veían mal.
Por primera vez en su vida, Chu Wanning decidió no renegar porque sabía que su hombre tenía la razón, así que solo permaneció callado hasta que llegaron al consultorio del dentista.
Tras revisar la lesión provocada por los dulces y esconder su estado, el dentista sugirió iniciar con la extracción de caries en cuanto antes, y aunque Chu Wanning quiso negarse, Mo Ran aceptó la propuesta del dentista como un pequeño castigo a su esposo ante su irresponsabilidad por sí mismo, y Chu Wanning no tuvo otra alternativa que resongando, aceptar.
No pasó demasiado tiempo cuando Mo Ran pudo entrar a ver a Chu Wanning siendo advertido por el dentista que se encontraba saliendo de la anestesia.
Admitía que sentía un poco de temor porque sabía que su hombre se molestaría por haberlo obligado a tomar el tratamiento de inmediato siendo que sería algo doloroso, pero para fortuna del gatito blanco, había la posibilidad de utilizar anestesia, así que esperaba que eso le ayudara a mantenerse a salvo.
Lo primero que Mo Ran observó al entrar en el consultorio donde se encontraba su Wanning, fue a su hombre recostado con una media sonrisa dibujada en su rostro.
No sabía si esa sonrisa se debía a que ya no había dolor de muelas después de la extracción, o por el culmen de la tortura hacia sus pobres dientes maltratados, pero suspiró con alivio llamando su nombre con cariño.
—Oh —agrandó su sonrisa el mayor, tomando la mano del moreno con interés, acariciando las líneas que se podían ver en la palma de su mano.
—¿Wanning? —llamó extrañado, viendo cómo su esposo se comportaba de forma rara.
Él mencionado no respondió, de repente colocó la palma de la mano de Mo Ran e su mejilla imitando el sonido de un gato ronroneando.
Luego, llevó esa misma mano hacia sus labios, depositando un beso.
Y Luego, lamiendo como si se tratase de un felino.
—Sabe salado. Hay que ponerle dulce de leche para que sepa mejor —dijo de forma rara, como si se encontrara borracho.
Y Wanning nunca se encontraba borracho.
—Cariño, basta, por favor, necesitamos irnos a casa.
—Cárgame como a un gato —pidió extendiendo sus manos mientras dibujaba un puchero adorable y demasiado enternecedor.
Mo Ran no sabía si debía reírse o gravar el Estado de Chu Wanning después de la anestesia.
Al final, hizo ambas, intentando no sonar demasiado risueño durante el vídeo que comenzó a gravar.
—Vamos a casa, ¿de acuerdo?
—Bien, pero llévame, quiero que me cargues cual princesa gatuna.
—¡Pfff! —Mo Ran no aguantó, dejó salir una estrepitosa carcajada por lo dicho apenas y pudiendo gravar con su teléfono.
Por el amor de Dios, había sido víctima de la anestesia antes y sabía que la misma provocaba una tremenda confusión mientras se terminaba el efecto, pero jamás creyó que a su Wanning le afectara tanto.
Aún así por el gran amor que le tenía, lo llevó cargando pagando apenas por el servicio del dentista y regresó al coche para salvar la cara de su hombre dentro del consultorio del dentista por lo menos.
Una vez dentro del coche, le puso el cinturón de seguridad a su esposo con un poco de dificultad debido a los berrinches infantiles que estaba haciendo su Wanning, así que tuvo que distraer a este anestesiado y terco hombre hasta que terminó la lucha entre los manotazos de Chu Wanning diciendo que no y el pobre cinturón que de repente se atoraba por los golpes del mayor.
—Las... ¡Las serpientes!
Mo Ran apenas había terminado de colocar su teléfono en audio para escuchar en el futuro a su esposo diciendo incoherencias cuando no pudo evitar volver a reír por ese comentario sabiendo que era una alucinación causada por la anestesia.
—No son serpientes, amor. Tranquilo —explicó con la voz temblorosa producto de la risa, tomando las manos de Chu Wanning que querían deshacerse del cinturón de seguridad.
—Toma mi mano, me dan miedo —lloriqueó como niño pequeño.
Mo Ran tomó la mano de su esposo entrelazado sus dedos con los de este, sonriéndole de lado, para luego llevar la mano de Wanning a sus labios para darle un tierno beso.
—Hazlo otra vez —pidió Chu Wanning mientras se acercaba hasta el hombro de su esposo para recargar su cabeza con cariño, frotando la misma como el tierno gatito que era.
En lugar de besar su mano, Mo Ran besó la frente de Chu Wanning.
Pasó un poco de tiempo antes de que Mo Ran pudiera siquiera prender el coche porque su contrario pedía mimos de su parte y él jamás podría negarle un beso o una caricia a su Wanning.
Estaba seguro que cuando Chu Wanning saliera de su estado por la anestesia se avergonzaría demasiado, y estaba ansioso por hacerlo enojar con las grabaciones que había tomado, aún si sabía que no saldría ileso de tentar a su esposo.
Pero eso le sucedía por esconder algo sobre su salud y por haber robado todos esos dulces sabiendo que podía lastimarse.
Tenía muchas ganas de escribir algo de Chu Wanning anestesiado desde hace mucho JAJAJA
Espero que les guste este os demasiado improvisado y nos leemos después uvu 💕💕💕
ESTÁS LEYENDO
Zona Segura
FanfictionApartado dedicado a One-shots, drabbles y pequeñas historias RanWan (puede que HeXie y XiMang también) que no llegan a hacer un fic.